Martes 25 de Enero de 2022 | Matutina para Menores | Panes multiplicados

Panes multiplicados

“Y comieron, y les sobró, conforme a la palabra de Jehová” (2 Reyes 4:44).

¡Adivina, adivinador! Estoy pensando en una historia bíblica en la que se produjo un milagro, y unos panes de cebada se multiplicaron y alimentaron a muchas personas. ¿Qué historia es? Si estás pensando en la alimentación de los 5.000, lamento decirte que no es esa. ¿La alimentación de los 4.000? Tampoco. ¡Es del Antiguo Testamento!

¿Adivinaste?

La historia a la que me refiero se encuentra en 2 Reyes 4:42 al 44. Es muy cortita, pero significativa. Su protagonista principal es el profeta Eliseo y esta historia ocurrió en una época de hambre. Eliseo estaba pasando unos días con los profetas de Gilgal cuando un conocido le trajo veinte panes de cebada recién horneados. Y para sorpresa del criado de Eliseo, este le pidió que sirviera los veinte panes a los cien profetas que había en el lugar.

Cuando el criado le preguntó cómo iba a hacer para que veinte panes alcanzaran para cien, Eliseo respondió que el Señor le había dicho que todos iban a comer de esos panes ¡y además iba a sobrar!

¿Qué pasó finalmente? Vuelve a leer el versículo de hoy. Quiero que recuerdes dos cosas. Primero, Dios cumple lo que promete; y segundo, para Dios no existen limitaciones. Él puede dar de comer a cien personas con veinte panes; él puede alimentar más de 5.000 personas con cinco panes y dos peces; él puede hacer que un poquito de aceite llene muchas vasijas; y lo mejor de todo… él quiere hacerlo en tu vida. ¿Cómo?

Al hablar de este milagro, me estoy refiriendo al diezmo. Sí, no me pidas que te explique cómo puede ser que sacándole un 10 % al sueldo, Dios puede hacer que te rinda como si no hubieras sacado nada y más. ¡Solo él puede hacer ese tipo de cosas! Y la promesa de Dios dice lo siguiente: “Si lo hacen [separar el diezmo] les abriré las ventanas de los cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande, que no tendrán suficiente espacio para guardarla! ¡Inténtenlo! ¡Pónganme a prueba!” (Mal. 3:10, NTV).

Así que cuando tus padres o abuelos te den dinero, o cuando hagas algún trabajito por el que te paguen, o cuando te regalen dinero en tu cumpleaños o Navidad, separa el diezmo para Dios. Nunca pienses que te va a quedar menos o que no te va alcanzar. Si no, ¡pregúntale al criado de Eliseo!

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