El FBI
“Por amor al Señor, sométanse a toda autoridad humana, ya sea al rey como jefe de Estado o a los funcionarios que él ha nombrado. Pues a ellos el rey los ha mandado a que castiguen a aquellos que hacen el mal y a que honren a los que hacen el bien” (1 Pedro 2:13, 14, NTV).
¿Te gustaría formar parte de una organización del Servicio Secreto como la CIA, o la NSA, o tal vez incluso el INS? La CIA trabaja principalmente con el crimen o criminales que están fuera de los Estados Unidos. La NSA se ocupa de los problemas que pueden afectar a la seguridad nacional, y el INS se ocupa de la inmigración y la naturalización de personas que no son ciudadanos estadounidenses. Y luego, por supuesto, está el FBI (Oficina Federal de Investigación). Si te enteras de que un agente del FBI quiere hablar contigo, es posible que tengas una sensación extraña en la boca del estómago. Y con razón. Trabajan con las autoridades locales en los delitos federales que se cometen en todo Estados Unidos.
En esta fecha en 1908, se fundó la BI (Oficina de Investigaciones) cuando el Departamento Federal de Justicia estableció una fuerza de agentes especiales para que trabajaran en la resolución de casos criminales graves. Estaba formada por 25 de sus empleados más nueve agentes del Servicio Secreto, que dejaron su cargo para sumarse al BI. De allí, creció rápidamente.
J. Edgar Hoover comenzó a trabajar para el BI en la década de 1920 y, bajo su dirección, la agencia se tecnificó mucho. Introdujo la tecnología moderna en el trabajo policial, incluyendo un archivo central de huellas dactilares y laboratorios forenses. En 1935, se cambió su nombre a FBI y Hoover lo dirigió hasta su muerte, 48 años después. (Debido a este largo “reinado”, ahora los directores del FBI están limitados a períodos de diez años.)
Es posible que hayas oído historias sobre cómo los agentes del FBI persiguieron a grandes gánsteres como Al Capone, y a forajidos como “Machine Gun Kelly” y John Dillinger. El problema es que estas historias suenan mucho más emocionantes que la vida real; y no tienen en cuenta a las personas dañadas y asesinadas, ni el hecho de que cada ser humano sobre la tierra es precioso para Dios, y que él se aflige por sus crímenes y sus muertes.
El versículo de hoy nos recuerda que debemos respetar a las organizaciones gubernamentales que trabajan para que vivamos seguros. Tenemos la suerte de que haya personas que dedican su vida a mantener la paz. Ya sea un policía local o un agente de seguridad nacional, la Biblia nos dice que debemos respetar su autoridad. Trabajan para proteger y honrar a los buenos entre nosotros, y para llevar a los malos ante la justicia.
