Perfeccionismo
«Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres» (Colosenses 3:23).
¿ESTÁS ACOSTUMBRADO A HACER LAS COSAS BUSCANDO la perfección? Analizando los índices de perfeccionismo, los científicos han descubierto que dos de cada cinco niños y adolescentes manifiestan este comportamiento.
Pero ¿ser perfeccionista no es acaso una buena característica? La preocupación de los científicos radica en el hecho de que el perfeccionismo tiene una alta asociación con problemas de salud mental, como ansiedad, depresión, fobia social pensamientos suicidas.
VUELVE A LEER EL VERSICULO DE HOY. Es sumamente importante cultivar un sentido de dedicación y cuidado en nuestras actividades diarias. No hay nada malo en esforzarse por realizar un trabajo impecable o en estar motivado para hacer siempre lo mejor. El problema es cuando la autoexigencia excesiva, el miedo al fracaso y la búsqueda de estándares inalcanzables nos acompañan en nuestras actividades diarias. Todo esto genera estrés, ansiedad y una necesidad casi incontrolable de ser perfecto y de corregir cada mínimo detalle.
Ningún extremo es saludable. Dar lo mejor de nosotros mismos incluye poner límites a nuestra dedicación, para que las actividades que realicemos no generen sufrimiento físico ni psicológico. Dios puede ayudarte a ser dedicado, ¡pero sin pasarte de los límites que él mismo pone para que estés bien! Eso es lo correcto, ¿ok?