Él nunca falla
“Pero los proyectos del Señor permanecen firmes para siempre” (Salmo 33:11).
Justo cuando más lo necesitabas, al bolígrafo se le acabó la tinta, el auto se descompuso, la rueda de la bicicleta se desinfló, se acabó la gasolina, el reloj se detuvo y la batería murió. Si alguna vez has vivido situaciones como esta, sabes muy bien lo malo que es no tener alternativa, sufrir decepciones y tener expectativas frustradas.
Los objetos, e incluso las personas, pueden defraudarnos, pero Dios no. Él nunca se equivoca, nunca se confunde, nunca cambia. La Biblia revela: “Todo lo bueno y perfecto que se nos da, viene de arriba, de Dios, que creó los astros del cielo. Dios es siempre el mismo: en él no hay variaciones ni oscurecimientos” (Sant. 1:17). La Palabra de Dios tiene muchos ejemplos del cumplimiento de sus promesas: Prometió que nos salvaría (Gál. 4:4); que nunca nos desampararía (Jos. 1:5); que nos ayudaría en toda situación (Isa. 41:10); y, lo más importante, que regresaría para llevarnos a vivir con él y con nuestros amados en el cielo (Apoc. 22:20). Ha cumplido fielmente todo lo que ha prometido. ¡Podemos confiar en su palabra!
Si tus padres fallan, si tus amigos te decepcionan o si te sientes engañado, debes saber que Dios nunca falla. Confía en sus promesas y descansa en la seguridad de su cuidado y de su amor.