Un puerto seguro
“El que confía en el Señor estará protegido” (Prov. 29:25).
Simplemente no lo entiendo.
Vivo en una ciudad de los Estados Unidos llamada Nashville, donde puedo encontrar no menos de tres estaciones de radio locales diferentes en las que transmiten música cristiana. Cada estación tiene sus propios lemas, programas y personalidades, pero una de ellas tiene una campaña publicitaria que siempre me ha parecido que está fuera de lugar. Su lema es: “¡Una radio segura para toda la familia!” Aparece en vallas publicitarias por toda la ciudad y lo repiten constantemente en las identificaciones de la radio con la voz de un niño como de seis años.
Entiendo lo que buscan: que los padres que conducen con sus hijos por la ciudad no tengan que cambiar rápidamente de estación cuando alguien comience a hacer una broma con doble sentido. Pero, ¿por qué? Si usted es del tipo de persona que escucha solo estaciones de radio cristianas, entonces está seguro de que no habrá obscenidades en ellas, así que, ¿cuál es el sentido del lema? Es como predicarle al coro de la iglesia. Me parece que no cumple el objetivo de aumentar la audiencia.
Radio cristiana: Alegría sin límites y sin necesidad de prescripción.
Radio cristiana: La mejor música que podrás escuchar.
Radio cristiana: Nuestra música es mejor que la tuya.
Mi hermana una vez asistió a una universidad adventista que se autopromocionaba como “espiritualmente segura”. Supongo que eso sonaba tranquilizador para muchos, especialmente para los padres que quieren ver crecer a sus hijos sin que abandonen la fe. El problema es que cuando no hay riesgos, cuando no se pone a prueba la fe, no hay crecimiento. Un viejo adagio dice que un barco está a salvo en el puerto, pero no fue para eso que lo construyeron.
Es tentador pensar que ser cristiano es encerrarse en una burbuja y esperar que algunas personas hartas del mundo se acerquen a nosotros para desintoxicarse. Pero no es a eso que fuimos llamados. Hemos sido llamados a salir a hacer bulla en las carreteras y los caminos para llevar a la gente a Dios, a quien necesitan aunque tal vez ni siquiera lo sepan. Pero nosotros sí lo sabemos.
¿Cómo está tu vida publicitaria?