Superpoderes del Padre
“Dame una clara muestra de tu amor, tú, que salvas de sus enemigos a los que buscan protección en tu poder” (Salmo 17:7).
Bernardo viajaría solo en avión. Había viajado con sus padres antes, pero nunca solo. La tía Ana lo esperaría en el otro aeropuerto. Salir con tíos y primos sería muy divertido, pero viajar solo era un poco tenso. Los padres revisaron el equipaje de su hijo. Y nuevamente, la madre recordó: “Si necesitas algo, pídeselo a la tripulación. ¡Todo estará bien!” La familia se abrazó y Bernardo se dirigió solo a la zona de salida. Estaba feliz por el viaje, pero no podía negar que un escalofrío le recorría la espalda.
Cuando el altavoz anunció el vuelo, una azafata hizo abordar a Bernardo antes que los demás pasajeros. Lo colocaron en uno de los primeros asientos, junto a la ventana. Y, por lo que sabía, cuando aterrizaran, tendría que esperar a que todos descendieran. Se suponía que iba a ser el último pasajero en abandonar el avión. Durante el vuelo, notó que alguien de la tripulación siempre lo estaba cuidando. A la hora del almuerzo, incluso consiguió algunas cosas extra. Bueno, ¡viajar protegido así no era tan malo, después de todo! Cuando terminó el viaje, los tíos y los primos estaban todos esperándolo. ¡Qué alivio!
¿Alguna vez te has sentido tenso por estar solo? A veces no podemos contar con ningún ser humano para que nos ayude en una experiencia nueva o difícil. Pero, en cada lugar, tiempo o situación, podemos contar con Dios. ¡Él siempre está cerca para hablar, ayudar y recordarte que no estás solo, incluso si no puedes verlo!
Dios es omnipresente, omnisciente, omnipotente. En un avión, en un rincón del patio o de la biblioteca, en la casa, en la calle, ahí está Dios. Él está en todas partes, en todo momento, asegurándose de que tengas el mejor viaje posible.