
El despertar de Sofía
“Los cielos cuentan la gloria de Dios; la expansión proclama la obra de sus manos” (Salmo 19:1).
Sofía era una adolescente como cualquier otra. Vivía en una pequeña ciudad rodeada de campos y bosques; pero, como la mayoría de las personas de su edad, rara vez pensaba en la belleza de la naturaleza que la rodeaba.
Un día, Sofía tuvo que llevar a cabo un proyecto escolar sobre el medio ambiente. A medida que investigaba, se encontró con estadísticas alarmantes sobre la deforestación, la contaminación y el cambio climático. La idea de que la Tierra estaba sufriendo debido a la actividad humana la impactó profundamente.
Decidió investigar más a fondo y se unió a un grupo local de jóvenes ambientalistas. A medida que participaba en actividades de limpieza, siembra de árboles y educación ambiental, cada vez quedaba más profundamente admirada por la belleza de la naturaleza. Cuando caminaba por el bosque o veía un río limpio, se maravillaba ante la majestuosidad de la Creación de Dios.
Una experiencia en particular cambió su vida por completo. Participó en una campaña para limpiar una playa que había sido gravemente afectada por la contaminación. Mientras recogía basura junto a otros voluntarios, se detuvo a observar un hermoso atardecer sobre el océano. En ese momento, comprendió la importancia de cuidar la Creación de Dios.
Sofía se dio cuenta de que cuidar y preservar la naturaleza es una forma de amar a Dios y a sus semejantes. Como hijos de Dios, todos tenemos la responsabilidad de ser buenos administradores de la Tierra que nos confió. Sofía se comprometió a vivir de manera más sostenible y a compartir su pasión por la naturaleza con otros.
La Creación de Dios es un regalo maravilloso que debemos cuidar y proteger. Amar la naturaleza y ser conscientes de nuestro impacto en ella es una expresión de amor y gratitud hacia Dios, quien nos ha confiado este hermoso mundo.
Oración: Padre celestial, gracias por la hermosa Creación que hiciste para mí.