
Inquebrantables
“Yo sé que mi Redentor vive y que al final se levantará sobre el polvo” (Job 19:25).
Ponte en el lugar de Job, que enfrentó pérdidas y experimentó sufrimientos inimaginables. En medio de su dolor, Job afirma con confianza: “Yo sé que mi Redentor vive”. A pesar de las circunstancias desoladoras, Job sostiene una esperanza inquebrantable en su Redentor, aquel que lo liberará del sufrimiento y lo restaurará. Esta afirmación de Job nos enseña lecciones valiosas:
Job no habla de un Dios abstracto, sino de “mi Redentor”. Tiene una relación personal con el Dios que lo redimirá. Esta intimidad con Dios es una fuente de fortaleza y esperanza. Él mira más allá de sus circunstancias y proclama su confianza en la victoria final sobre la muerte. Esta declaración prefigura la promesa de la resurrección en el Nuevo Testamento a través de Jesucristo.
A pesar de su sufrimiento, Job se niega a ceder a la desesperación. Su esperanza en el Redentor le da la fuerza para perseverar y mantener su fe.
Para nosotros, esta afirmación de Job tiene aplicaciones poderosas:
Cultivar una relación personal con Dios: Al igual que Job, necesitamos conocer a Dios de manera íntima. Esto se logra a través de la oración, la lectura de la Palabra y la comunión con él en nuestra vida diaria.
Enfrentar el sufrimiento con esperanza: Cuando enfrentamos desafíos y sufrimientos, recordemos la esperanza que tenemos en nuestro Redentor. No estamos solos en nuestras luchas; Dios está con nosotros.
Mantener una perspectiva eterna: Así como Job miró más allá de su situación, nosotros también debemos recordar que esta vida terrenal es solo una parte de nuestra historia. Tenemos una esperanza eterna en Cristo.
Ser testigos de esperanza: En un mundo lleno de desesperación, podemos ser portadores de esperanza al compartir el mensaje de Jesucristo, nuestro Redentor viviente.
Job 19:25 nos invita a mantener una esperanza inquebrantable en nuestro Redentor viviente, incluso en medio del sufrimiento. Que esta confianza en Dios nos dé la fuerza para enfrentar cualquier desafío que se nos presente.
Oración: Redentor viviente, ayúdame a cultivar una relación personal contigo y a mantener una esperanza inquebrantable, incluso en medio del sufrimiento.