Primero, en casa
“Y les dijo: Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia” (Marcos 16:15).
Andrés fue discípulo de Juan el Bautista. Un día, escuchó a su maestro decir lo siguiente acerca de Jesús: “¡Ahí está el Cordero de Dios!” El joven quedó impresionado por esto y decidió seguir a Cristo. Pasó mucho tiempo hablando con el Señor y aprendiendo acerca de su mensaje. ¿Sabes lo que hizo Andrés justo después de conocer a Jesús? Buscó a su hermano, Simón, para contarle lo que había aprendido y lo remitió al Salvador. Jesús añadió el nombre Pedro a Simón, quien llegó a ser un importante apóstol.
¿Te diste cuenta de lo que nos enseña esta historia? Quien le habló a Pedro sobre Jesús fue Andrés, su hermano. Andrés sabía que necesitaba compartir el amor de Jesús con muchas personas, pero primero le preocupaba testificar a su familia.
¿Cuántos de tus familiares y amigos cercanos son cristianos? ¿Creen en el evangelio como tú? Jesús espera que hablemos de su amor a tanta gente como podamos. Pero ¿qué tal si comienzas a testificar y a predicar a tus familiares y amigos sobre las verdades que has aprendido?
Andrés se alegró mucho cuando vio que su hermano seguía a Jesús. Puedes sentir el mismo gozo al ver que tus tíos, primos, abuelos e incluso tus padres siguen a Cristo por tus esfuerzos y testimonios.
Comienza a compartir las verdades bíblicas con tus familiares hoy.
Puedes enviarles un mensaje, regalarles un libro o una revista, o pensar en otra estrategia creativa. No te olvides de orar siempre por tus amigos y familiares.