¡Estás perdonado!
“Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9).
¿Eres salvo? ¿Estás seguro? ¡Algunos cometen tantos errores en la vida que incluso dudan de su propia salvación! Llegan a pensar que Dios no tiene más perdón que ofrecerles. La buena noticia es lo que está en el versículo principal de hoy: Dios siempre está dispuesto a perdonar a aquellos que se arrepienten de sus pecados y los confiesan.
Carlos no creía en su propia salvación. Había ido tan lejos en sus pecados, que pensó que no había lugar para él al lado de Dios. Un día, con la iglesia llena, el pastor habló sobre el versículo de hoy. “¿Te arrepientes de lo que hiciste?”, preguntó el pastor. Mentalmente, Carlos respondió: “Sí”. “No importa cuán lejos hayas ido. ¿Quieres volver? ¿Quieres el perdón de Dios?”, dijo el pastor desde el frente. Y la respuesta de Carlos fue: “¡Sí!”
Si la salvación fuera nuestra responsabilidad, estaríamos perdidos. Gracias a Dios, está bajo la responsabilidad de Jesús, quien murió para pagar por nuestros pecados. En esa predicación, Carlos reconoció esto. ¿Y cuál es nuestra parte en todo este proceso? Entender el sacrificio hecho por Cristo y apartarnos del pecado. Si volvemos a pecar, debemos arrepentirnos y volver corriendo a Dios, quien siempre estará dispuesto a perdonar. Obviamente, esto no debe servir como estímulo para el pecado. No deberíamos jugar con cosas serias. Cualquiera que se burle de las oportunidades de Dios está poniendo en peligro su salvación. Pero el perdón divino siempre está disponible para aquellos que verdaderamente se arrepienten.
El apóstol Juan nos dice: “Les escribo esto a ustedes que creen en el Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna” (1 Juan 5:13). ¡Buenas noticias! Confía en el Hijo de Dios como tu Salvador, y la vida eterna estará asegurada.