
«Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda» (Génesis 4:4).
En la Biblia encontramos la historia de Abel, el segundo hijo de Adán y Eva. Abel era un hombre justo y temeroso de Dios, y ofrecía sacrificios agradables al Señor. Su ejemplo nos enseña sobre la importancia de ofrecerle a Dios lo mejor y vivir de modo que lo honre.
Abel y su hermano Caín presentaron ofrendas al Señor, pero fue Abel quien obtuvo el favor de Dios. Esto se debió a que Abel ofreció un sacrificio de corazón puro y agradable, mientras que Caín lo hizo de manera egoísta y sin sinceridad. Esta historia nos enseña que no se trata solo de lo que ofrecemos a Dios, sino de la actitud y el corazón con que lo hacemos.
Como jóvenes, a veces podemos estar tentados a ofrecerle a Dios solo una parte de nuestra vida o hacerlo de manera superficial. Pero Dios nos llama a ofrecerle todo: nuestras acciones, pensamientos, palabras y emociones. Él desea que le ofrezcamos sacrificios de obediencia, gratitud, adoración y servicio sinceros.
Ofrecerle a Dios lo mejor de nosotros implica tomar decisiones que le agraden y se alineen con su voluntad. Significa vivir reflejando su amor y su gracia, mostrando compasión, generosidad y bondad hacia los demás. También implica buscar su dirección en todas las áreas de nuestra vida y someternos a su voluntad.
En resumen, la historia de Abel nos recuerda cómo debemos acercarnos a Dios: con sinceridad y un corazón puro. Ojalá nos esforcemos por ser un sacrificio agradable a Dios, reflejando su amor y buscando su voluntad en todo momento.
Oración: Querido Dios, te agradezco por el ejemplo de Abel y su sacrificio agradable a ti.


Me gusto mucho la matutina para adolescentes y el mensaje fue muy bonito de que hay que darle lo mejor a Dios porque el nos dio lo mejor la salvacion, el perdon y lo mas importante la vida.