Las escondidas
“El hombre y su mujer escucharon que Dios el Señor andaba por el jardín a la hora en que sopla el viento de la tarde, y corrieron a esconderse de él entre los árboles del jardín” (Génesis 3:8).
Sin importar la edad que tengas, probablemente hayas jugado a las escondidas al menos una vez en tu vida. El objetivo del juego es encontrar un gran escondite, para que la persona que te busca no pueda encontrarte.
Hace muchos años, Adán y Eva trataron de esconderse de Dios. No era una broma ni un juego; estaban avergonzados y asustados, porque habían desobedecido un mandato divino. Como sabían que Dios siempre los visitaba en el Jardín, corrieron a esconderse. ¿Qué crees que pasó?
La Biblia nos dice que, al llegar al Edén, Dios preguntó: “¿Dónde están?” Un momento, si Dios ve todas las cosas y lo sabe todo, ¿no sabía dónde estaban Adán y Eva? ¡Claro que sí! Nadie puede esconderse de Dios. Aun así, él quería que el hombre y la mujer vinieran ante él y reconocieran lo que habían hecho mal.
¿Te avergüenzas de haber hecho algo mal? ¿Sabes que Dios no está contento con tu actitud? No intentes esconderte de él ni tengas miedo.
Su amor es ilimitado, y siempre está dispuesto a escucharnos, perdonarnos y ayudarnos a ser mejores personas. En este momento, Dios te está preguntando: “¿Dónde estás?” ¿Cuál será tu respuesta?