Matutina para Adolescentes | Martes 13 de mayo de 2025 | Sanidad para las heridas

Matutina para Adolescentes | Martes 13 de mayo de 2025 | Sanidad para las heridas

Matutina para Adolescentes

» ‘Pero yo restauraré tu salud y sanaré tus heridas’, afirma el Señor» (Jeremías 30:17).

Un día, descansando en mi cuarto, el ventilador de techo decidió lanzarse directo hacia mi cabeza. Fue un espectáculo de horror instantáneo: mi cabeza se convirtió en una fuente de sangre y yo quedé allí, en medio de un charco rojo, medio aturdido. Mi padre, que tiene unos reflejos mejores que Spiderman, me agarró en un segundo y nos lanzamos a la calle como si estuviéramos en una escena de acción, buscando a toda prisa un transporte para llegar al hospital.

El doctor fue como un sastre, con tantas suturas: manejó la aguja como si fuera un pincel; y mi cabeza, su lienzo. Pronto yo estaba vendado como si fuera una momia. Y ahí es cuando caí en la cuenta: Jesús es como ese médico, pero a nivel superior. Cuando la vida nos tira un golpe bajo y nos deja acabados, él entra en la escena, nos limpia las heridas del alma y nos pone de pie.

Aunque a veces te sientas como si un ventilador de techo te hubiera atacado, recuerda que Jesús está siempre listo para ayudarnos a sanar, no solo las cicatrices que se ven, sino también las que llevamos dentro. Con él, siempre hay un remedio, una dulce paz que puede cambiar el final de la historia.

Es normal sentir dolor y tristeza cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles. No debemos ocultar nuestras heridas, sino reconocerlas y llevarlas delante de Dios en oración. Él nos escucha y está dispuesto a sanarnos. Jeremías 30:17 es una promesa directa de Dios para nosotros. Nos asegura que él nos devolverá la salud y sanará nuestras heridas. Debemos confiar en esta promesa y recordar que Dios es fiel para cumplirla.

Aunque Dios tiene el poder para sanar instantáneamente, a menudo nos invita a participar en el proceso de nuestra propia sanidad. Esto puede implicar buscar apoyo, hablar con alguien de confianza o tomar decisiones saludables que contribuyan a nuestra recuperación. Dios es nuestro sanador y restaurador. Enfrentemos nuestras heridas con valentía, confiando en la promesa de Jeremías 30:17. Participemos activamente en nuestro proceso de sanidad y encontremos esperanza en medio de las dificultades. Dios es fiel y cumplirá su promesa de sanarnos y restaurarnos.

Oración: Padre celestial, Médico divino, gracias por tu promesa de sanidad y restauración.

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