Matutina para Adolescentes | Martes 27 de mayo de 2025 | El desafío del amor incondicional

Matutina para Adolescentes | Martes 27 de mayo de 2025 | El desafío del amor incondicional

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Matutina para Adolescentes

«Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio.

Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados» (Lucas 6:35).

¿Cuál es la diferencia entre el amor incondicional que Jesús nos enseña y el amor condicional que a menudo mostramos hacia los demás?

Elena era una adolescente vivaz y apasionada por su fe. Iba a la iglesia todas las semanas y participaba activamente en las actividades de los jóvenes. Un día, mientras escuchaba un sermón sobre el amor incondicional que Jesús predicaba, se sintió desafiada. ¿Podría amar a alguien que realmente le había hecho daño?

La respuesta llegó rápido. Elena tenía una compañera de clase llamada Esther, quien le había hecho la vida imposible durante años. Esther se burlaba de ella, difundía rumores maliciosos y hacía todo lo posible para herirla emocionalmente. Elena sabía que amar a sus amigos era fácil, pero amar a Esther era un verdadero reto.

Decidió tomar el versículo de Lucas 6:35 como un desafío personal, y cambiar su enfoque hacia Esther. En lugar de responder a sus provocaciones con enojo, decidió responder con amabilidad. Cuando Esther necesitaba ayuda con la tarea, Elena ofreció ayudarla. Incluso la invitó a una actividad de la iglesia.

Sorprendentemente, Esther comenzó a cambiar su actitud hacia Elena. Parecía desconcertada por la amabilidad constante que estaba recibiendo. A medida que pasaba el tiempo, Esther y Elena desarrollaron una amistad genuina. ¡Elena había logrado amar a su enemiga como Jesús lo había enseñado!

La historia de Elena nos muestra que el amor incondicional, aunque desafiante, tiene el poder de transformar incluso las relaciones más difíciles. Siguiendo el ejemplo de Jesús, podemos amar a aquellos que nos han herido y ser agentes de cambio. El amor incondicional es un poderoso testimonio de nuestra fe y del amor de Dios en acción.

Oración: Querido Padre, gracias por el ejemplo de amor incondicional que me diste a través de tu Hijo, Jesús.

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