
«Entonces Lot escogió para sí todo el valle del Jordán y partió hacia el oriente. Fue así como Abram y Lot se separaron» (Génesis 13:11).
Vamos a sumergirnos en la vida de Lot, ese joven que estaba siempre a la sombra de su tío Abraham, un
influencer en serio, que tenía una vida que parecía sacada de un drama de Netflix.
En aquellos tiempos, las ciudades de Sodoma y Gomorra eran como esa fiesta a la que todos saben que no deberían ir, pero terminan yendo de todas formas. Estas ciudades estaban pasándola mal, y no precisamente por falta de fiestas, sino porque había un descontrol total y un completo olvido de lo que significaba estar en sintonía con Dios.
Lot, que aún no había aprendido a usar bien el GPS de la vida, eligió instalarse justo al lado de la ciudad de Sodoma. Quizá pensó que estaba haciendo el movimiento del siglo, como cuando eliges la fila más corta en el supermercado. Pero no, la vida le dio un giro y se encontró en medio de un lío monumental.
Pero aquí es donde la cosa se pone interesante. Aunque Lot no había escogido precisamente el camino del año, Dios no lo dejó en visto. En un gesto más impresionante que cualquier rescate de película, Dios envió a dos ángeles al estilo «Misión imposible» para sacarlo de allí. Esto nos recuerda que, no importa cuánto compliquemos la trama, Dios se mueve por nosotros.
La historia de Lot es un recordatorio de que la vida está llena de decisiones y que el GPS de la moralidad no siempre está calibrado a la perfección. A veces, lo que brilla y parece un superplan puede ser un fracaso total.
Lot nos enseña a mirar más allá de lo que está de moda. Nos dice que busquemos la sabiduría de Dios antes de tomar decisiones, porque lo que escogemos hoy puede ser nuestra mayor victoria o nuestro más grande fracaso. Se trata de vivir con un propósito que va más allá de lo que está en la superficie. Y, si nos equivocamos, recordemos que podemos aprender de ello y seguir adelante, con más sabiduría y un poco más de esa gracia divina, que nunca falla.
Oración: Querido Dios, ayúdame a buscar siempre tu guía y a tomar decisiones que honren y glorifiquen tu nombre.

