«Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor» (Romanos 8:38, 39).
Durante un viaje en coche desde el aeropuerto de Medellín, tuve la suerte de conocer a Alex, un joven de 17 años cuya vida había girado alrededor de la música hasta que una enfermedad grave lo desafió a tocar una melodía diferente. A medida que el paisaje urbano de Medellín se desplegaba ante nosotros, Alex me contó su historia, que estaba llena de pruebas y triunfos.
A pesar de los retos que le impuso su condición, Alex encontró fuerzas en su fe, aferrándose a las palabras de Romanos 8:38, que le dieron luz en la oscuridad. La música se convirtió en su himno de esperanza, su forma de comunicar y compartir su lucha con otros que enfrentaban sus propias batallas.
Alex me habló de Valeria, una joven que conoció en una de sus actuaciones. Como él, ella había enfrentado y superado una enfermedad similar. Su encuentro fue un cruce de caminos, un punto de inflexión donde la empatía y el entendimiento forjaron un lazo poderoso. La relación entre Alex y Valeria floreció en medio de las adversidades, y juntos se convirtieron en una fuente de inspiración para otros jóvenes en situaciones parecidas.
Mientras el coche nos acercaba a nuestro destino, reflexionó sobre cómo, a pesar de los desafíos inesperados, es posible encontrar fortaleza en la fe y el amor. Me recordó que no estamos solos en nuestro viaje; que hay una Presencia constante que nos acompaña; y que el amor de Dios está con nosotros, sin importar las circunstancias. Al despedirnos, sus palabras finales resonaron conmigo: «El amor de Dios siempre está a tu lado, sin importar lo que suceda». Con esa afirmación, Alex no solo había compartido su historia, sino también una profunda verdad que llevaba en su corazón.
Oración: Señor, ayúdame a comprender y a experimentar tu amor constante en mi vida.
Amen