¿Nudo ciego?
“Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible” (Marcos 10:27).
A la hora de atarte los cordones de los zapatos o de hacer algún otro nudo, ¿alguna vez se te ha complicado y terminaste haciendo un nudo ciego? Ese es el nombre que damos cuando un nudo es demasiado difícil de desatar. En algunos casos, es prácticamente imposible. Cuando esto sucede, puedes probar de cualquier manera: tirando de un lado, apretando el otro, mojándolo, aplicando un poco de aceite, pero la mayoría de las veces, todo este esfuerzo solo empeora la situación.
Esto también puede suceder a veces en la vida. Trata de pensar en algo que parece no tener solución; tal vez un problema con tu familia, o alguna situación que ocurrió en el colegio. Puede ser algo pequeño, pero no sabes qué más hacer para solucionarlo. A pesar de hacer muchos intentos, ¿te rendiste porque te parecía imposible? Si respondiste: “Sí”, retrocede unas líneas en el texto de hoy y lee el versículo otra vez.
Ahora, piensa de nuevo en esa dificultad que necesitas resolver, ese “nudo ciego” que no sabes cómo desatar. ¿Ya sabes quién puede ayudar? Dios tiene la manera correcta de ajustar todo y desatar nudos que parecen demasiado difíciles. Con su ayuda, puedes encontrar la solución que necesitas.
En lugar de intentarlo solo y tirar de un lado a otro, pon todo en manos de Aquel que es capaz de hacer lo imposible.