«He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros» (Mateo 1:23, RVR 1960).
Imagina por un momento ser testigo del nacimiento de Jesús. Hace más de dos mil años, en un pequeño pueblo llamado Belén, la joven María recibió un mensaje sorprendente del ángel Gabriel. Le dijo que ella sería la madre del Hijo de Dios. Aunque esto parecía imposible, María confió en Dios y aceptó su propósito.
Jesús nació en un humilde pesebre, rodeado de animales y adorado por pastores. Su llegada fue el cumplimiento de la promesa de Dios de estar con nosotros. Jesús vino a este mundo para mostrarnos el amor y la gracia de Dios de una manera tangible.
La Navidad es un recordatorio de que Dios está presente en nuestra vida. Él no es un Dios distante e inaccesible, sino un Dios que se hizo humano para estar cerca de nosotros. Jesús, llamado también Emmanuel, es la evidencia de que Dios está con nosotros en cada momento de la vida. En medio de las luchas, las preocupaciones y las alegrías, Jesús está presente. Él camina a nuestro lado, guiándonos, consolándonos y brindándonos la paz que solo él puede dar. La historia de la Navidad nos muestra que Dios no nos abandona, sino que está dispuesto a compartir nuestras alegrías y llevar nuestras cargas.
En esta temporada, te animo a reflexionar sobre la importancia de Emmanuel en tu vida. ¿Has permitido que Dios esté presente en tus decisiones, relaciones y desafíos diarios? ¿Te has acercado a Jesús en oración y lo has invitado a ser parte de tu vida?
Que esta época de Navidad nos recuerde que no estamos solos, que Emmanuel está con nosotros. Que podamos vivir cada día con la seguridad de que Dios quiere ser real en nuestra vida. ¡Que tengas una bendecida celebración navideña!
Oración: Querido Dios, gracias por enviar a Jesús, nuestro Emanuel, para estar con nosotros.
