Escondida en el lugar correcto
«He guardado tus palabras en mi corazón para no pecar contra ti» (Salmo 119:11).
ELIEZER SUKENINK (era profesor de Arqueología en la Universidad Hebrea) SUPO DE LA EXISTENCIA DE UNOS MISTERIOSOS manuscritos descubiertos por beduinos. Intrigado, viajó a la frontera de Jerusalén, un lugar muy peligroso a finales de los años cuarenta. Desde allí, se dirigió a Belén para encontrarse con un comerciante de antigüedades, y tuvo acceso a tres de esos manuscritos. La mano de Eliezer temblaba al abrir uno de estos documentos, el cual contenía un bello hebreo bíblico. Estaba ante uno de los hallazgos más importantes de la arqueología: los Rollos del Mar Muerto.
De estos manuscritos, 230 eran partes de copias de los libros del Antiguo Testamento, y algunos se remontaban al año 300 antes de Cristo (a través de la Biblioteca Digital Leon Levy puedes acceder a todos los textos contenidos en ellos). Lo más sorprendente es que los manuscritos no presentan ninguna diferencia significativa con los textos actuales. Dios ha preservado su Palabra durante milenios. Y aunque vivimos en una época que duda de la Biblia, tenemos muchas razones para creer:
- Las profecías bíblicas se han cumplido y siguen cumpliéndose con exactitud (Daniel 2, por ejemplo).
- Los textos de la Biblia muestran unidad y coherencia, a pesar de haber sido escritos por más de 90 autores diferentes a lo largo de 1,600 años.
- La Palabra de Dios tiene poder para transformar vidas y puede transformar la tuya también.
¿Quieres ser transformado por la Palabra de Dios? Entonces sigue lo que dice el versículo de hoy: guarda la Palabra de Dios en tu corazón. ¿Pero cómo puedes hacer eso? Simplemente tómate el tiempo para estudiarla y poner en práctica lo que aprendas. Verás los cambios que Dios hará en tu vida.