¿Por qué dudas?
“Al momento, Jesús lo tomó de la mano y le dijo: –¡Qué poca fe tienes! ¿Por qué dudaste?” (Mateo 14:31).
Era bien de madrugada. Los discípulos no podían creer lo que estaban viendo. Gritaron de miedo:
–¡Es un fantasma!
–¡Está caminando sobre el mar!
Jesús respondió inmediatamente:
–No tengan miedo –dijo–. ¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí! (Mat. 14:27)
Pedro no podía creerlo:
–Señor, si realmente eres tú, ordéname que vaya hacia ti caminando sobre el agua (vers. 28).
–Sí, ven –fue la respuesta que recibió.
Entonces, Pedro salió de la barca y comenzó a caminar hacia Jesús. El discípulo estaba sobre el agua. ¡Increíble! Por un momento, dejó de mirar a Jesús y prestó atención al viento.
Tuvo miedo y comenzó a hundirse.
–¡Sálvame, Señor! (vers. 30)
¿Qué respondió Jesús? Después de eso, Pedro y Jesús regresaron a la barca. Al entrar, los discípulos dijeron, asombrados:
¿Es posible que, como Pedro, hayas prestado más atención a los vientos que a la mirada del Señor? Si estamos firmes en Jesús, nada puede hundirnos. Sin embargo, si apartamos la vista de él por un momento, nos sentiremos perdidos. Nunca dudes del poder de Dios. Con tus ojos fijos en él, nunca te hundirás en las aguas turbulentas de la vida.
