Te presento a Matthew Gamble – parte 3
“El mundo se va acabando, con todos sus malos deseos; en cambio, el que hace la voluntad de Dios vive para siempre” (1 Juan 2:17).
Matthew: Yo seguí orando e investigando. Empecé a visitar la biblioteca y me puse a estudiar sobre el tema religioso. No encontré ni una sola razón por la que deberíamos considerar a Haile Selassie como un dios. Un día, mientras visitaba a mi hermano en Maryland, conocí al pastor de su esposa, que resultó ser adventista del séptimo día, algo de lo que nunca había oído hablar. Le conté la historia de mi vida y en respuesta me regaló un Nuevo Testamento. Literalmente, lo devoré todos los días, además de otras lecturas que hablaban de Jesús de Nazaret. Ahora había alguien que al parecer sí era realmente el Mesías y en quien podía creer.
Lo único que se me ocurrió fue llamar a la iglesia adventista local en Florida. Creo que Dios sabía muy bien lo que estaba haciendo al enviarme a una pequeña iglesia adventista llena de gente caribeña. Los cristianos de la iglesia adventista del séptimo día de Berea me acogieron como uno de los suyos. El primer sábado que asistí, pasé cinco o seis horas seguidas estudiando la Biblia con el pastor después de almorzar. Eso fue en octubre, y en diciembre estaba estudiando en la Universidad Andrews.
Estaba encendido en la Palabra y quería estar cerca de otros cristianos que sintieran lo mismo. La Universidad Andrews impartía un título en Aviación y otro en Administración de empresas que me resultaban muy atractivos; sin embargo, a mediados del primer trimestre cambié a Teología, porque la Palabra de Dios era lo único que realmente me interesaba.
Durante el receso de primavera regresé a San Agustín, donde me bautizaron en el mar el 23 de marzo de 1996.
Tompaul: ¿Qué fue lo que te convenció tanto de Jesús?
Matthew: Más allá de que “era un gran hombre” o que “su vida fue impresionante”, pensaba: “Este hombre me ha estado cuidando toda la vida y no lo he conocido. Además, tiene un propósito para mi vida. Este es mi Creador, el que me diseñó, y ahora estoy leyendo un libro sobre su vida y sus enseñanzas que me enseña un estilo de vida, una manera de pensar, una filosofía sobre cómo interactuar con los demás. Sentí que estaba poniendo mi vida en orden. Ahora tenía, literalmente, un manual para vivir. Estoy aprendiendo de qué trata la vida”.
¿Se te ocurre un aprendizaje mejor que ese?
Continuará…