Matutina para Adultos 13 de Febrero de 2021

Perdonado

“Por eso también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de pecado” (Romanos 4:6-8).

Al igual que Abraham, David creyó, pero su situación al escribir el salmo al que alude Pablo en los versículos de hoy era diferente. Él no tenía buenas obras para mostrar; al contrario, incurrió en una conducta que lo avergonzaba delante de Dios y delante de la comunidad. ¿Cómo se salvó David? No hay bienaventuranza en cuanto al perdón para el incrédulo, solo para aquel que cree.

David escribió su conocido Salmo de arrepentimiento, el Salmo 32, escrito un año después de su triste historia de adulterio y de asesinato perpetrado para encubrir su culpa y resguardar su imagen. Sin duda, fue un tiempo de angustia, de lucha espiritual y de culpa, ya que sentía que sus sacrificios no eran aceptados por Dios.

Por eso, David dice que es bienaventurado aquel a quien Dios perdona sus transgresiones y cubre sus pecados; por lo tanto, no lo culpa de pecado. Pablo dice que David es justificado no por ausencia de pecados, o por ser un hombre bueno, sino porque sus pecados son perdonados.

El Salmo 32 muestra a un David aliviado, ya que se siente como un pecador perdonado. Es tanta su paz que muestra el camino a los demás pecadores para que confíen en el Señor, acepten la manera en que él justifica al pecador, sean alcanzados por la misericordia de Dios y el gozo de la salvación.

Dios esconde de su vista los pecados del creyente, como si no existieran. La base no es la inocencia del hombre, sino la gracia de Dios, que no carga en la cuenta del pecador sus pecados.

Recuerdo a una persona que asistió a una conferencia bíblica que estaba dando en una ciudad. Antes de ir, había estado tres meses encerrado en su pieza, atormentado por la culpa de su vida pasada. Al terminar me agradeció, pero me dijo que se consideraba fuera del alcance del perdón de Dios. Entonces le aseguré que Jesús ya había pagado por sus pecados. Vi unas lágrimas que rodaban por su rostro, en aceptación del perdón.

Él siguió asistiendo a las conferencias, estudió la Biblia y se bautizó junto con su esposa. Hoy, tanto su hijo como su nieto son pastores adventistas.

¿Cómo rechazar el perdón, cuando para recibirlo solo necesitamos tener fe? Si el Salmo dijera: “Bienaventurado el que no tiene pecado”, entonces nadie tendría esperanza. ¡Felizmente, dice otra cosa! Expresa que Dios no ve nuestros pecados porque están cubiertos por la sangre de su Hijo amado. Por eso son benditos los que creen, ya que han sido perdonados.

Experimenta la gracia del perdón ahora mismo.

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