Matutina para Adultos | Domingo 22 de junio de 2025 | Saber estar y saber ser

Matutina para Adultos | Domingo 22 de junio de 2025 | Saber estar y saber ser

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Matutina para Adultos

«Cuando seas convidado por alguien a unas bodas no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que

tú esté convidado por él, y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: «Da lugar a este», y entonces tengas que ocupar avergonzado el último lugar. Más bien, cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó te diga: «Amigo, sube más arriba». Entonces tendrás el reconocimiento de los que se sientan contigo a la mesa» (Lucas 14: 8-10).

Para comprender esta instrucción en su real intención debemos tener en cuenta que Jesús no tiene el propósito de darnos una mera lección de cortesía o de buenos modales. Se nos dice explícitamente que se trata de una parábola (ver Luc. 14:

7). Es decir, que lo que es correcto en nuestras relaciones humanas también es comparable a lo que nos ocurre en nuestra vida espiritual.

Todos necesitamos aprender a saber estar, a saber comportarnos con los demás como deberíamos hacerlo en cada circunstancia. Para ello, mucho más importante que saber representar un papel social es actuar con naturalidad. Esa es la más hermosa elegancia: ser uno mismo, sin imitaciones ni artificios, con autenticidad y personalidad.

Saber situarnos debidamente en nuestra relación con Dios y con los demás es sumamente saludable. Pretender ser superiores a otros porque nuestro estilo de vida se parece más al recomendado en la Biblia, o creernos más cerca de la perfección porque nuestras doctrinas son más bíblicas que otras, comporta un riesgo de presunción que Jesús desea evitarnos.

Nadie es perfecto, todos tenemos carencias, imperfecciones y defectos que debemos pulir mediante una educación permanente. Quienes asumen su realidad con respeto y sencillez son mucho mejor aceptados socialmente que quienes se vanaglorian y caen en la soberbia. Si esto es cierto en la vida social, todavía lo es más en nuestra vida espiritual. El consejo de Pablo de Tarso sigue tan vigente hoy como hace dos mil años: «No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo» (Fil. 2: 3).

Saber estar es saber contribuir a la armonía del grupo. Aprender a no «dar la nota». Porque en realidad no existen notas musicales falsas. Demasiado a menudo son notas musicales fuera de lugar o en el momento indebido. Prepararnos para el cielo es prepararnos para la armonía que Dios nos propone.

Entretanto, Señor, enséñame hoy a saber estar, esté donde esté.

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