Matutina para Adultos | Domingo 24 de Septiembre de 2023 | “Los perdonará a ustedes su Padre”

“Los perdonará a ustedes su Padre”

“Si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial” (Mateo 6:14, NVI).

Graham Staines y su esposa Gladys decidieron dejar Australia, su país natal, y trasladarse a la India a fin de trabajar en favor de los leprosos. En enero de 1999, Graham tomó a sus dos hijos varones, Philip y Timothy, y partieron hacia un campamento para creyentes cristianos. Gladys y su hija Esther se quedaron en casa. Graham decidió descansar en el trayecto, y pasar la noche en Manoharpur, los tres dentro del vehículo. Mientras dormían, una turba prendió fuego al auto y los tres murieron calcinados.

Como es de suponer, la tragedia devastó a Gladys; el dolor era indescriptible. ¿Cómo enfrentó la tragedia? Lo primero que hizo fue confirmar su decisión de quedarse en la India y seguir trabajando con los enfermos de lepra. Y lo segundo es todavía más asombroso. Según un reporte publicado en el diario The New York Times, la señora Staines declaró: “A quienes hicieron esto, los perdonaremos”.¹⁷⁸ Su ejemplo, su obra y su servicio social hicieron que el gobierno de la India le otorgara el premio Padma Shri.

¿Por qué es bueno perdonar? Entre otras cosas porque, como dijo Alan Paton, “hay una ley irrevocable: cuando nos hacen daño nunca nos reponemos hasta que perdonamos”. Perdonar forma parte esencial del proceso que nos llevará a recuperarnos de los golpes que recibiremos en esta vida. Negar el perdón al ofensor acaba abriendo un sepulcro de amargura en el alma del ofendido. Hay que perdonar si queremos sanar.

Por otro lado, un creyente que ha asumido el compromiso de seguir abriendo el camino de la misericordia en este mundo tendrá que acogerse a perdonar sin límites ni requisitos. Y hemos de estar dispuestos a perdonar sin quejas ni lamentos “setenta veces siete” (Mat. 18:22). A veces nos quejamos porque creemos necesitar una sociedad más justa y de leyes más estrictas, cuando lo que en realidad hemos de requerir es que Dios nos dé un corazón grande para perdonar.

Lo natural en nosotros es resistirnos a caer en la tentación de perdonar a los que nos han hecho mal, por eso nos vendría bien imitar el ejemplo de la señora Staines y perdonar, perdonar siempre.

Esta promesa es para todos: “Si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial” (Mat. 6:14, NVI). ¿Puedes imaginar cómo sería tu vida sin el perdón divino?

178 Johann Christoph Arnold, Why Forgive? (Maryknoll, Nueva York: Orbis Books, 2009), p. 48.

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