Matutina para Adultos | Domingo 29 de Diciembre de 2024 | Dios: el médico de los médicos

Matutina para Adultos | Domingo 29 de Diciembre de 2024 | Dios: el médico de los médicos

Dios: el médico de los médicos

“Al ponerse el sol le trajeron todos los que tenían enfermos de diversas dolencias. Y él […] los sanó” (Lucas 4:40).

Una de las tragedias que ha traído el pecado a este planeta es la enfermedad. Ningún ser humano ha podido escapar de las garras de una enfermedad física o mental. Toda familia en el mundo ha tenido o tiene que llorar la pérdida de un ser querido que les fue arrebatado por causa de una despiadada enfermedad. Satanás, el autor del pecado, se ha valido de este flagelo para producir dolor, tristeza y muerte, para luego tratar de echar la culpa sobre Dios. Pero, como siempre, miente el enemigo cuando trata de hacer aparecer a Dios como el autor de las enfermedades.

La Biblia muestra que Dios no solo no es el autor de la enfermedad, sino que es el Médico que desea traer salud a la vida de sus hijos. El ministerio de Cristo mostró, más allá de toda duda, que Dios no quiere ver a sus criaturas sufrir bajo ninguna enfermedad. Aun cuando la obra más importante que Cristo vino a realizar fue la de curarnos del pecado, dedicó mucho tiempo a sanar a las personas que acudieron enfermas a él.

Cuando Jesús describió su misión en esta Tierra, lo hizo haciéndose eco de las palabras de Isaías 61:1 y 2: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ungió para dar buenas nuevas a los pobres, me envió a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar a los cautivos libertad, a los ciegos vista” (Luc. 4:18). Y eso fue lo que hizo: predicar, enseñar y sanar. “Esta fue su obra. Anduvo haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por Satanás. Había aldeas enteras donde no se oía un gemido de dolor en casa alguna, porque él había pasado por ellas y sanado a todos sus enfermos” (El camino a Cristo, p. 10).

Un mundo donde la gente se enferma no fue lo que salió de las manos de Dios al principio, ni es lo que él planea para sus hijos en el futuro. Dice la Biblia: “Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. Y no habrá más muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron” (Apoc. 21:4).

Podemos sentir la seguridad de que nuestro Dios simpatiza con los que estamos sufriendo por alguna enfermedad. Él tiene compasión de nuestros seres queridos que están enfermos, y escucha las oraciones que elevamos para pedirle por más salud.

Esta entrada tiene un comentario

  1. Madaí

    No pude abrir el matinal de hoy 29 de dic. En PDF

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