Matutina para Adultos, Jueves 12 de Agosto de 2021

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Del crematorio al paraíso

“Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. Para mí no es molestia el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es útil” (Filipenses 3:1).

El capítulo 3 de Filipenses nos presenta al menos siete ideas:

1-Debemos vivir teniendo como base la alegría de Cristo, que consiste en vivir a la luz de la voluntad de Dios.

2-Estemos atentos a los malos líderes religiosos, que quieren desviarnos del camino de Dios, enseñando doctrinas que no son correctas.

3-Nada de lo que hagamos o conquistemos personalmente puede contribuir a nuestra salvación. 

4-Todo lo que conquistamos con Cristo es mejor y más grande que todo lo que podamos conquistar por nosotros mismos.

5-Necesitamos vivir enfocados en la salvación, caminando firmemente hacia el blanco, dejando todo lo que nos distrae.

6-Nuestra patria no es esta; nuestra patria es celestial.

7-Por su gracia y su poder, Dios transformará nuestro cuerpo imperfecto en un cuerpo de gloria.

En los primeros días de agosto de 1945, las bombas nucleares casi acabaron con las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. O’Donnell fue el hombre que capturó –dentro de tantas imágenes– a un niño de aproximadamente diez años, que llevaba en su espalda a su pequeño hermano, en Nagasaki. Cuando le preguntaron al niño si no le pesaba aquella carga, este respondió que no se trataba de una carga sino de su hermano. Desgraciadamente (como vemos en la foto), el hermanito llevado en la espalda estaba muerto y siendo llevado a la cremación. Cerca de ciento cincuenta mil vidas habían sido arrebatadas por el terror de la guerra. Pero esta historia de los hermanitos de Nagasaki calaría hondo en el corazón de la humanidad. Cuánto dolor y tristeza hay en este mundo por causa del pecado. 

Jesús es nuestro hermano mayor, que nos lleva en su espalda. No para depositarnos en el crematorio de la muerte y del pecado, sino en el paraíso de la perfección y de la vida. Él vino a deshacer las obras del enemigo, para que no permanezcamos en este cuerpo de pecado, sino que seamos transformados y trasladados a una vida y una Tierra nuevas.

Vivamos agradecidos y comprometidos con aquel que nos lleva del crematorio del pecado al paraíso de la vida.

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