Matutina para Adultos | Jueves 13 de noviembre de 2025 | Hogares divididos

Matutina para Adultos | Jueves 13 de noviembre de 2025 | Hogares divididos

Matutina para Adultos

«De aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres; estará dividido el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre» (Lucas 12: 52-53).

M. es un joven magnífico que cuando escribo estas líneas tiene veintiséis años y vive «refugiado» en casa de unos amigos, muy cerca de la mía. Muy dotado, buen cristiano, serio, responsable, trabajador, idealista, lleno de sueños altruistas, y ya ejerce de médico en una importante especialidad. Tras terminar la carrera se ha preparado

de modo especial para trabajar con niños y con pacientes difíciles. Su gran ilusión es ser misionero y dedicar su vida a ayudar a quienes más lo necesitan, y en especial a aquellos que no pueden pagar ningún tipo de servicios sanitarios.

Pero sus padres tienen otros planteamientos. Buena gente, muy luchadores, tras superar los múltiples obstáculos que conlleva consolidar su situación en un país extranjero, han conseguido dar estudios superiores a sus hijos, y no quieren que estos tengan que pasar por las dificultades económicas que ellos pasaron hasta llegar donde están.

Por eso no comprenden que a M. no le interese en absoluto hacer dinero con su carrera. Y por eso han hecho lo imposible por conseguir que M. rompa con su novia —«demasiado poca cosa para él»— con la idea de casarlo con «un mejor partido».

M. sabe que la elección de cónyuge es algo muy serio y, por eso, había buscado en oración a quien deseaba que fuera la mujer de su vida. Pero el día que M. la trajo a la iglesia para que sus padres la conocieran, le dieron la espalda y no quisieron ni siquiera saludarla. Tenían otra idea en mente. La rechazaron de entrada sin querer conocerla.

M. ha intentado dialogar con ellos, entrar en razones, explicar, interceder. Sin ningún éxito. Como cristiano sabe que, la decisión del matrimonio requiere, entre otras cosas, «dejar padre y madre» (Gén. 2: 24), por lo que decidió casarse sin su bendición. Pero la respuesta de estos fue radical: «O ella o nosotros. Si sigues con ella, no entres en esta casa ni nos vuelvas a dirigir la palabra».

Su novia no puede asumir el sufrimiento de M. y ha preferido renunciar a ese matrimonio. M. está desesperado, dividido entre el respeto que debe a sus padres, y su amor a su novia y a su vocación.

Yo sigo orando por él, para que Dios le dé lo que más le convenga. Y quiero orar hoy por los miembros de esos hogares divididos, que tanto necesitan nuestra comprensión y nuestro amor.

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