Matutina para Adultos | Jueves 29 de Febrero de 2024 | Algo en lo que Dios se complace

Algo en lo que Dios se complace

“No teman, manada pequeña, porque a su Padre le ha placido darles el reino” (Lucas 12:32).

El Dios de la gracia es el que ha quedado retratado para nosotros en este versículo. Ese Dios nos conoce; sabe que somos propensos a sentir temor. Y de todos los temores que nos acechan, hay uno que él quiere evitarnos a toda costa: no quiere que nos sintamos inseguros acerca de la salvación. Dios quiere que te sientas seguro de que te ama; que no tengas dudas de que está contigo; que nunca cruce por tu mente el pensamiento de que no va a ayudarte. La certeza de su amor por ti echará fuera el temor (lee 1 Juan 4:18).

El Dios de la gracia nos llama “manada pequeña” porque sabe que, tal y como están las cosas en este mundo, los que hemos decidido servirlo y amarlo somos minoría. Pero, aunque los que llevamos el nombre de cristianos somos pocos y en ocasiones vulnerables, él se complace en darnos el Reino. Si somos su “manada pequeña” somos ovejas de su prado (lee Sal. 100:3), y como nuestro Pastor, él ha dado su vida por nosotros (lee Juan 10:11). Con él como pastor no importa que seamos pequeños, porque nada depende de nosotros sino del que está con nosotros.

El Dios de la gracia nos dice que él es nuestro Padre, lo cual nos convierte en sus hijos y, como bien sabes, los hijos heredan todo lo que pertenece a su padre. Pablo dice que “en él hemos obtenido también una herencia […] conforme al plan del que hace todo según el propósito de su voluntad” (Efe. 1:11).

El Dios de la gracia nos dice que a él le ha placido darnos el Reino o, como traducen otras versiones de la Biblia, “le da mucha felicidad entregarnos el Reino” (NTV). Darnos el Reino es el gran gozo, el mayor deseo, la inmensa felicidad de nuestro Dios; es algo con lo que él sueña, que quiere ver hecho realidad.

Si podemos recordar siempre que nuestro Padre es el Dios de la gracia, es decir, que nos da lo que no merecemos, lo que no hemos ganado, lo que no hemos trabajado; si podemos recordar que a él le hace feliz darnos el Reino, entonces dejaremos de sentir temor, ya que viviremos con la completa seguridad de nuestra salvación. Porque Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo sea salvo por él (Juan 3:17).

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