El Dios que alumbra y da vida, como el sol
“Porque sol y escudo es Dios el Señor” (Salmo 84:11).
Hoy por hoy, es bien sabido cuánto significa el sol tanto para la vida en este planeta como para nuestra salud. La ciencia ha demostrado que el sol estimula todas las funciones de nuestro organismo. Su luz “regula las funciones automáticas del cuerpo, como la presión arterial, la temperatura corporal, la respiración, la digestión, el pulso, el estado de ánimo, la modulación inmunológica y hormonal, y el ritmo circadiano. Una cantidad moderada de sol también puede ser beneficiosa para prevenir el cáncer. La luz solar tiene además efectos beneficiosos sobre el estado de ánimo en general y sobre el lóbulo frontal en particular”.20 Y déjame decirte que el lóbulo frontal es el encargado de nuestro razonamiento, así como de nuestra vivencia de la fe.
Uno de los beneficios más conocidos del sol es que, gracias a él, nuestra piel produce vitamina D a partir de los rayos ultravioleta. “Aunque anteriormente se relegaba al campo de la salud ósea, la vitamina D se ha revelado como un potente y amplio potenciador de la salud. Las investigaciones científicas sugieren que ayuda a preservar la función mental y a evitar trastornos neurodegenerativos. Aunque existen algunas fuentes dietéticas suplementarias de vitamina D, la luz solar es la mejor forma de obtener este valioso nutriente”.21 Valioso, además, para la regulación del estado de ánimo, ayudándonos así a prevenir la depresión. Es interesante que, en las regiones del mundo donde no hay mucha luz solar, las tasas de depresión y suicidio son significativamente más elevadas que donde este recurso natural abunda.
En un contexto espiritual, Dios es nuestro sol porque sin él no podemos vivir, porque es quien hace posible que todo nuestro ser funcione, porque nos ilumina la vida con su amor, porque nos protege de la depresión con la esperanza y el sentido de propósito en la vida. Dios regula nuestro día a día.
Malaquías profetizó: “Para ustedes, que respetan mi nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá sanidad” (4:2). Esta profecía, cumplida ya en la primera venida de Cristo, tendrá su final cumplimiento en su segunda venida, pero es también una promesa de aplicación cotidiana para nosotros. Si hay oscuridad en tu vida, busca a Dios, porque él es tu Sol, que brillará y te salvará.
20* Neil Nedley, Sabia-Mente (Doral, Florida: IADPA, 2023), pp. 238, 239.
21 Ibíd., p. 241.