Matutina para Adultos | Lunes 21 de Agosto de 2023 | “El Señor me recibirá en sus brazos”

“El Señor me recibirá en sus brazos”

“Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos” (Salmo 27:10, NVI).

A pesar de que nuestro planeta está más habitado que nunca antes en su historia, vivimos abrumados por el sentimiento de soledad. Según un informe publicado por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos, una tercera parte de los mayores de 45 años, y una cuarta parte de los mayores de 65 años se sienten solos o están socialmente aislados. Esa falta de contacto con la gente repercute en nuestro bienestar social, físico y emocional. Los que están socialmente aislados tienen un 50 % más de riesgo de padecer demencia; son cuatro veces más proclives a morir por insuficiencia cardíaca; y poseen mayores probabilidades de padecer depresión, ansiedad y suicidio.¹⁵⁶

La Palabra de Dios dice que no es bueno que el ser humano “esté solo” (Gén. 2:18). La soledad corroe nuestra alma, neutraliza nuestro corazón y enceguece nuestros ojos. Los seres humanos siempre estamos necesitados de una “ayuda idónea”. El Sabio lo afirma: “Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo! Cuando caiga no habrá otro que lo levante. También, si dos duermen juntos se calientan mutuamente, pero ¿cómo se calentará uno solo?” (Ecl. 4:9-11). Sin embargo, es posible que usted se sienta como David, que viva “solo y triste” (Sal. 25:16, PDT).

Mientras huía y buscaba refugio en las solitarias cuevas del desierto, David, en medio de su terrible soledad, se aferraba a la promesa divina: “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos” (Sal. 27:10, NVI). Todos pueden olvidarse de nuestra existencia, pero cuando la horrible soledad apriete y nos corte la respiración, hemos de recordar que Cristo está con nosotros, que podemos recibir su abrazo, que él nunca nos abandonará. Aunque todos olviden que existimos, Dios está al tanto de cada uno de nosotros, porque “no se derraman lágrimas sin que él lo note” (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 12).

El profeta subraya la misma verdad cuando afirma: “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti!” (Isa. 49:15).

156 National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine, Social Isolation and Loneliness in Older Adults: Opportunities for the Health Care System (Washington, D. C.: The National Academies Press, 2020).

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1 comentario
  • Buenos días. Un feliz sábado. Por favor nunca dejen de agregar el enlace para descargar y poder compartir con tanta gente amiga que necesita escuchar estos mensajes tan hermosos. Dios los cuide y bendiga.