Matutina para Adultos | Martes 03 de Diciembre de 2024 | Solo Dios da sabiduría

Matutina para Adultos | Martes 03 de Diciembre de 2024 | Solo Dios da sabiduría

Solo Dios da sabiduría

“Si alguno necesita sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos generosamente y sin reprochar; y le será dada” (Santiago 1:5).

Si hay algo que escasea hoy día en el mundo es la sabiduría. Saber discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo aceptable y lo excelente, entre lo mejor y lo óptimo es un arte casi olvidado. Hay millones y millones de seres humanos que necesitan orientación, dirección y consejo, ¿dónde los están buscando?

Lamentablemente, los cristianos no estamos libres de esta carencia tan sensible. A muchos nos falta sabiduría para dirigir nuestra propia vida. A pesar de creer en Dios y de tener su Palabra a nuestra disposición, ignoramos cómo mantenernos saludables física y mentalmente; no sabemos cómo usar bien el dinero, cómo administrar nuestro tiempo, cómo descubrir los talentos que tenemos y ponerlos en uso donde realmente hacen falta, qué hacer con nuestra influencia o cómo disfrutar sanamente de los recursos naturales que con generosidad Dios nos ha provisto. Más sensible aún es la falta de sabiduría para tener un matrimonio estable y satisfactorio, para criar a nuestros hijos en los caminos de Dios, para lidiar con las malas influencias, o para decidir sobre recursos ajenos que pasan por nuestras manos sin caer en la corrupción ni el amor al dinero.

“Adquiere sabiduría. Aunque te cueste todos tus bienes, adquiere inteligencia” (Prov. 4:7); así nos aconseja con acierto el rey Salomón. La sabiduría debería ser el pan nuestro de cada día, y sin embargo parece una especie en peligro de extinción. El niño, el joven, el adulto y el anciano, todos necesitamos sabiduría. El hombre y la mujer, el rico y el pobre y, paradójicamente, también el que estudió. A veces tendemos a creer que la sabiduría solo les falta a quienes no tienen estudios, pero la realidad es que también muchos que acumulan información y conocimientos técnicos sobre áreas complejas carecen de verdadera inteligencia y sabiduría para vivir con equilibrio, para entender y aceptar que Dios existe y es real.

Santiago hace un gran favor al mundo y a cada uno de nosotros cuando identifica que la única fuente de la sabiduría es Dios, y quien lo busca la encuentra. Si no la encontramos es porque la buscamos en lugares equivocados.

Hay muchas cosas que debemos saber de las cuales no sabemos nada, y todo ello tiene un impacto sobre la calidad de nuestra vida y en el nivel en que somos útiles a los demás. Vayamos a la verdadera Fuente para que seamos sabios de verdad.

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