Dios nos ha hecho una gran promesa
“Esta es la promesa que él nos hizo: la vida eterna” (1 Juan 2:25).
Las promesas que una persona hace revelan en gran medida cómo es su corazón, cuáles son sus intenciones y qué es lo que piensa y siente. Más de un poema y de una canción se han escrito sobre promesas hechas que inspiraron a alguien a esperar por el ser amado o por la persona que le traería la ayuda requerida en el momento. Cuando se trata de Dios, la Biblia afirma que sus promesas son fieles y verdaderas, es decir, que las promesas de Dios son un reflejo de su naturaleza.
A través del texto de hoy, el Espíritu Santo recordó al apóstol Juan, para que la transmitiera a los cristianos del primer siglo (que luchaban contra falsos cristos, falsos maestros y falsas doctrinas), la más grande promesa que nos ha hecho el Señor: la vida eterna. Esta promesa es también para nosotros hoy, que vivimos en un tiempo en que los engaños espirituales no son menores que en la época de la naciente iglesia cristiana. Lo que está en juego no es simplemente una doctrina o una enseñanza, sino la posibilidad de vivir para siempre. Por eso el Espíritu nos anima a los creyentes a no dejarnos engañar por falsos maestros ni aceptar ideas espurias acerca de Cristo, el Hijo de Dios. La Revelación nos dice que debemos mantenernos conectados con el Señor y recordando todo lo que hemos recibido de él. El Espíritu Santo nos hace ver también que la promesa de vida eterna debe ser un gran incentivo para seguir adelante siendo fieles a Dios.
Dios levanta hoy un inmenso cartel delante de ti y te recuerda su promesa: la vida eterna. Dios te dice: “Enfrenta este día con esta bendita esperanza; mantente animado en tu relación conmigo. No te dejes enredar ni por las cosas de este mundo, ni mucho menos por falsas ideas acerca de quién soy yo, o de cómo hago las cosas”. Dios quiere que te concentres en su promesa de vida eterna y que veas que no hay nada más grande.
Solo Dios puede prometerte algo así. Solo Dios puede comprometerse contigo para siempre. Su promesa es tu seguridad de un futuro glorioso; su promesa de darte la vida eterna es el mayor motivador que puedes tener para mantenerte fiel a una sana enseñanza bíblica y no dejarte arrastrar por ningún viento de doctrina. No te pierdas por nada del mundo su cumplimiento.
¡Nos vemos del otro lado de la promesa!