Matutina para Adultos | Martes 25 de Julio de 2023 | “¡Será una señal eterna!”

“¡Será una señal eterna!”

“En lugar de zarzas, crecerán cipreses; en lugar de ortigas, crecerán arrayanes. Esto dará lustre al nombre del Señor; ¡será una señal eterna que durará para siempre!” (Isaías 55:13, RVC).

Es común que en un conflicto bélico los vencedores levanten un monumento que proclame a las futuras generaciones la grandeza de su victoria. Uno de los más conocidos de esos monumentos es el Arco del Triunfo de París, un precioso arco construido para conmemorar la victoria de Napoleón en la batalla de Austerlitz. A veces, los héroes de esos triunfos quedan en el anonimato y, para honrarlos, muchos países han levantado monumentos en honor al soldado desconocido, como el que se encuentra en la Plaza Baquedano, en Santiago de Chile. En mi país, República Dominicana, tenemos un Monumento a los Héroes de la Restauración, una imponente edificación de unos 70 metros de alto que honra a los que lucharon contra España. En fin, la lista sería inagotable. No descansamos en nuestros intentos de perpetuar en el tiempo nuestras mejores conquistas.

Tras la última batalla del conflicto entre el bien y mal, entre Cristo y Satanás, el vencedor también levantará monumentos que proclamarán por toda la eternidad la grandeza de su victoria. A diferencia de los monumentos que conocemos, estos no serán construidos a base de piedras o metales preciosos; no serán grandes edificios ni imponentes esculturas. A fin de conmemorar su victoria, este es el monumento que Dios levantará: “Ustedes saldrán con alegría, y volverán en paz; los montes y las colinas cantarán al paso de ustedes, y todos los árboles del campo aplaudirán. En lugar de zarzas, crecerán cipreses; en lugar de ortigas, crecerán arrayanes. Esto dará lustre al nombre del Señor; ¡será una señal eterna que durará para siempre!” (Isa. 55:12, 13, RVC).

Hemos de notar que el pasaje resalta los cambios en la naturaleza como el reflejo de la obra transformadora que Dios hace en el corazón. Los árboles que aplauden y que crecen representan a los que, con alegría y paz, ahora sirven al Señor. Lo que era una zarza ahora es un ciprés; lo que era una ortiga ahora es un arrayán. Es la obra transformadora de Dios en el corazón humano lo que engrandece el nombre de Dios y sirve como “señal eterna” de la victoria divina.

Durante la eternidad tú serás un monumento andante que proclamará la victoria del Señor para siempre.

Hay un mensaje especial para ti:  Sábado 18 de Septiembre de 2021 | Matutina para Adultos | En primera fila
Comparte este devocional
Deja tu comentario