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«Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa» (Juan 16: 24, DHH).
Según una encuesta comentada por la revista Protestante digital del 5 de febrero de 2016, los creyentes son más felices que los ateos. En un estudio oficial que medía el grado de «bienestar y felicidad» declarado por los ciudadanos británicos, los no creyentes sufrían un nivel más bajo de autoestima y de satisfacción existencial que los religiosos.
La Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido (ONS) en la quinta edición de su «medición nacional de bienestar» procedió a encuestar a unas 300.000 personas entre 2012 y 2015. La investigación pedía a los encuestados que valorasen de 0 a 10, entre otras cosas, lo felices que se sentían, cuán satisfechos estaban con su vida en general y si creían que lo que hacían con su vida valía la pena. Los resultados publicados están desglosados por edad, origen étnico, religión, estado civil, situación laboral y lugar de residencia.
Según esa encuesta, el nivel de satisfacción de los británicos no religiosos estaba claramente por debajo de la media. Además, con respecto a los niveles de ansiedad, las puntuaciones se invertían: es decir, los creyentes mostraban menos ansiedad que los ateos. Los resultados también variaban según la fe de los encuestados. Así, a la pregunta de si consideraban su vida «valiosa», los judíos tenían los mejores resultados, justo por encima de los cristianos. En el apartado
«satisfacción con la vida» los budistas tenían una puntuación todavía más baja que los que afirmaban no profesar ninguna fe. En las preguntas referentes a la felicidad, los cristianos aparecían prácticamente en primer lugar en cada categoría, mientras que los musulmanes consultados eran el grupo étnico con más ansiedad, superando incluso a los chinos que declaraban no tener ninguna religión definida.
La encuesta reveló además que las personas con una actividad laboral regular son más felices que los parados, que los jubilados son el grupo con más alto nivel de satisfacción, seguidos por los estudiantes, y que las personas casadas tienen niveles más altos de felicidad que cualquier otro estado civil.
La psicóloga Nadia Foster explicó en un programa de la radio Premier que «la gente piensa que todas las religiones son iguales, pero no lo son. Los cristianos explican su satisfacción en que su fe se basa en una relación y no en una religión. Eso marca una gran diferencia, porque no hay satisfacción mayor que la de tener una relación con un Dios vivo».
Señor, sé que tú quieres hacernos felices. Eternamente, pero también aquí y ahora. Hoy me aferro a tu promesa:
«Pidan y recibirán». Te pido que me enseñes a ser tan feliz como tú deseas, y a aportar algo de dicha a mi entorno sufriente.