
«Pero ustedes tengan cuidado; porque los entregarán a los tribunales, y los azotarán en las sinagogas; por causa de mí los harán comparecer ante gobernadores y reyes, para dar testimonio ante ellos. […] Cuando los arresten y los hagan comparecer, no se preocupen por lo que deben decir, sino solo digan lo que en ese momento les sea dado decir. Porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo»
(Marcos 13: 9, 11, RVC).
Aunque yo no he conocido personalmente todavía esta forma de persecución, mi ministerio me ha llevado a testificar delante de autoridades. Recuerdo, como si fuera ayer, la primera vez que tuve que dar clases en la Universidad Complutense de Madrid para un curso de adventismo, en el marco de un programa de máster en Religiones Comparadas al que asistía la entonces reina de España.
Siento tener que confesar que en mi inexperiencia no se cumplieron del todo las indicaciones del texto bíblico, porque eso de «no se preocupen por lo que han de decir, ni lo piensen» no pude conseguirlo. No solamente pensé en lo que debía decir, sino que además me preocupé bastante por ello. Hasta el punto de prepararme lo mejor que pude para, siguiendo otro consejo bíblico, dar debidamente razón de mi fe (ver 1 Ped. 3: 15). Sin embargo, la recomendación de Jesús —«lo que en ese momento les sea dado decir; porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo»— se cumplió en mi modesta experiencia más allá de mis expectativas más optimistas.
Como se cumplió también, al pie de la letra, la promesa de la asistencia del Espíritu Santo, que tuve la bendición de comprobar personalmente no solo una vez sino todas las veces que he tenido que encontrarme en situaciones similares. Porque «esto les servirá para dar testimonio. Propónganse en su interior no ponerse a pensar cómo responder en su defensa, porque yo les daré las palabras y la sabiduría, las cuales no podrán resistir ni contradecir todos sus oponentes» (Luc. 21: 13-15, RVC).
En una de estas situaciones tuve ocasión de ser interpelado por el entonces presidente de la Federación Protestante de Francia. En privado, me rogó que le recomendase algún libro sobre la interpretación adventista de las profecías del fin. Después de hacerle llegar un libro del profesor Hans K. LaRondelle, Las profecías del fin, me confesó: «Tras haber apoyado el dispensacionalismo, ahora veo que ustedes tienen más luz que nosotros en esto».
Gracias, Señor, porque sé que tú me vas a capacitar hoy y siempre a compartir mi fe con quien lo necesite.


Por favor el audio mp3 de la matutina para adultos del sábado 27 de septiembre de 2025 titulado Ante gobernadores y reyes. Por favor habiliten la descarga. Muchas gracias.
Disculpas por el problema, no se publicaron los audios del dia 27 sep.