
Víctimas de un selfi
«Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Mateo 23: 12).
«Mírame». «Mira con quien estoy». «Mira donde estoy». «Mira lo que hago». La popularización de los teléfonos móviles inteligentes ha generalizado la práctica del autorretrato, autofoto o selfi. Este gesto banal no tendría más importancia si no fuera porque cada vez se registran más accidentes, e incluso muertes, al intentar hacerse un selfi arriesgado.
Ya son cientos en el mundo las muertes sobrevenidas únicamente en el esfuerzo por conseguir un selfi que supuestamente pudiera «enaltecer» más a su autor en las redes, por la peligrosidad del lugar o del momento. Ahogamientos al ser engullidos por una ola o caer en el vacío, accidentes de jóvenes que se juegan la vida plantándose delante de un tren o tirándose de un vehículo en marcha; y caídas de edificios altos, puentes o acantilados.
La inmensa mayoría de las víctimas tiene menos de treinta años y la mitad son menores de veinte años, mayormente varones. La finalidad del selfi es sobre todo compartir la hazaña en las redes sociales, tanto públicas como privadas. Y esto, en todo el mundo y entre todas las clases sociales. No en vano selfie (en inglés) fue elegida palabra del año en inglés por los editores de los diccionarios de Oxford en 2013, al calcular que su uso entre los angloparlantes había crecido ese año en un 17.000 %.
El éxito de esa práctica, según los especialistas, refleja la necesidad que tienen muchas personas de afirmarse y demostrar que tienen una vida más maravillosa o extraordinaria que el común de los mortales, sobre los que quieren destacar. Para los expertos se trata de una forma de narcisismo.
Esta necesidad de exaltarse o enaltecerse ha existido siempre, como nos advierten las palabras de Cristo. Pero hoy esta patología se hace más evidente que nunca, porque a través de las nuevas tecnologías la comunicación alcanza inmediatamente a muchas más personas. Y además cuenta con el factor dinamizador del ejemplo poco edificante que suelen dar algunos famosos, publicando sus selfis casi a diario para cientos de miles de seguidores. En algunos países, el regalo que antes se agotó en las fiestas de Navidad de 2017 fue el «palo»: un accesorio inventado para salir mejor en los selfis.
Señor, líbrame de enaltecerme de maneras tan vanas. Y abre mis ojos para que sepa apreciar hoy el inmenso valor que tú me das simplemente amándome.