Dios da gracia a los humildes
“Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmo 51:17).
Todos necesitamos la ayuda de Dios, aunque no lo reconozcamos. Pocas cosas lucen más ridículas que el intento de alguien por tratar de hacer creer que es lo que no es, o que tiene lo que no tiene. Esto es aún peor cuando se intenta hacer con Dios. La Biblia describe la condición humana diciendo simplemente: “Como está escrito: ‘No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. […] No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno’ ” (Rom. 3:10-12). ¿Qué te parece, entonces, el cuadro de una persona que, siendo injusta, va presumiendo de justa delante del juez que lo juzgará, y sin buscar un abogado que lo defienda? ¿Cómo ves a alguien que, no sabiendo nada sobre un tema, aun así, habla, opina y se expresa como si supiera? ¿Te parece que está pensando bien alguien que cree que no necesita buscar a Dios, o que piensa que no tiene nada de lo que arrepentirse?
Recuerdo haber leído acerca de un hombre que tenía un grave problema de miopía, pero se consideraba experto en evaluación de arte. Un día, visitó un museo con su esposa y algunos amigos, pero se le olvidaron los lentes en la casa y no podía ver los cuadros con nitidez. A pesar de ello, nada lo detuvo de expresar sus fuertes opiniones. Nada más entrar a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas que colgaban de las paredes. Luego, al detenerse ante lo que pensaba que era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo y, con aires de superioridad, comentó: “Ese marco es completamente inadecuado para ese retrato. Además, el hombre está vestido en una forma demasiado ordinaria. En realidad, el artista cometió un error imperdonable al elegir a un sujeto tan vulgar para hacer un retrato. Es una falta de respeto”. El hombre siguió su parloteo hasta que su esposa caminó hacia él, lo apartó de la gente discretamente, y le dijo en voz baja: “Querido, estás parado frente a un espejo”.
Dios nos hace un gran favor cuando nos inspira en su Palabra a ser humildes y cuando valora nuestra actitud de quebrantamiento y sumisión. Él sabe que necesitamos hacer a un lado el orgullo, pues solo con humildad podremos recibir la gracia divina. Y para nosotros, leer en su Palabra la importancia de la humildad resulta una fuente de inspiración y motivación para caminar en esa línea.