Matutina para Adultos | Viernes 19 de Julio de 2024 | Recibe a Dios como un niño

Matutina para Adultos | Viernes 19 de Julio de 2024 | Recibe a Dios como un niño

Recibe a Dios como un niño

“El que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Lucas 18:17).

Para muchos adultos, uno de los insultos más dolorosos que se les puede hacer es decirles que todavía hacen las cosas como si fueran niños. Y es lógico pensar que ser tildados de “niños” sea un insulto. Hasta el apóstol Pablo escribió que, de adulto, tuvo que dejar de pensar y actuar como cuando era niño (ver 1 Cor. 13:11). Pero Jesús no está en el versículo de hoy dando una charla acerca de la niñez y su relación con la edad adulta; el tema de fondo es la salvación: cómo podemos llegar a ser parte de su Reino. Teniendo esto como telón de fondo, Jesús ve en la naturaleza y la actitud de los niños rasgos que son imprescindibles para la salvación. Rasgos como la dependencia de Dios y la confianza implícita en él.

Ser como niños es aceptar a Dios como Padre. Los niños no dudan del amor de sus progenitores, por eso confían ciento por ciento en ellos, y dependen de ellos sin sentirse menos o vulnerables. Al contrario: en esa confianza, dependencia y entrega a sus padres encuentran los niños su fortaleza. Y Dios quiere ver esa clase de confianza, dependencia y entrega en nosotros con respecto a él, que es nuestro Padre celestial, quien nunca nos dañará ni nos rechazará.

Ser como niños es desarrollar el hábito de no despegarnos de nuestro Padre Dios. Los niños siempre quieren estar con sus padres, y no con extraños. Saben que sus necesidades están cubiertas con ellos y que, pase lo que les pase, siempre habrá un lugar al que puedan ir: mamá y papá. Así también quiere Dios que lleguemos al punto en que él sea nuestra mejor compañía, nuestra persona favorita y el refugio al que acudamos en cualquier circunstancia.

¿Te das cuenta de que esto de ser como niños es cosa para personas grandes? Si somos honestos, la verdad es que aun cuando decimos creer en Dios hay tantos complejos, traumas y miedos en nosotros que nos impiden aceptar y disfrutar su amor… Y más de una vez, tanto cuando estamos felices como cuando estamos tristes, vamos a otros lugares y a otras personas antes de caer rendidos a los pies de Jesús.

Cuando se trata de confiar y depender, los niños lo hacen mejor que nosotros. Entonces, ¿qué estás esperando? Recibe a Dios como un niño y entrégate por completo.

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