Angustia y liberación
«Entonces se levantará Miguel, el gran príncipe protector de tu pueblo. Habrá un período de angustia, como no lo ha habido jamás desde que las naciones existen. Pero tu pueblo será liberado: todos los que están inscritos en el libro» (Daniel 12: 1, NVI).
Un niño comenzó a hurgar con un palo en un montón de desperdicios helados. Cuando le preguntaron qué hacía, dijo que buscaba comida para su hermanita. Los habitantes de Leningrado, gran ciudad de Rusia, buscaban cualquier cosa para comer, porque ya no quedaban perros, gatos ni ratas. En el Museo de Historia de Leningrado se encuentra el diario de Tanya Sávicheva, una niña de once años, donde detallaba las dolorosas muertes por inanición de los seis miembros de su familia. Su último registro fue el siguiente: «Todos han fallecido. Solo queda Tanya». Tristemente, después de ese momento dejó de escribir. Ella también había muerto.
Más de un millón de personas murieron durante los novecientos días del sitio de Leningrado, una cifra diez veces superior a la cantidad de fallecidos por la bomba atómica en Hiroshima. A las ocho de la noche del 27 de enero de 1944, los escasos supervivientes en la ciudad levantaron sus miradas hacia el cielo y contemplaron cómo flechas doradas se alzaban sobre la majestuosa cúpula de la catedral de San Isaac. Una ráfaga de cohetes en tonos rojos, blancos y azules iluminó el firmamento. El estruendo de un cañón de 324 milímetros resonó, marcando el anhelado momento de la liberación de Leningrado.
Los días del asedio fueron verdaderamente terribles para los habitantes de Leningrado, pero no se pueden comparar con el tiempo de angustia que precederá al regreso de Jesús. Sin embargo, en el momento más oscuro y desafiante, aquellos que esperan su llegada alzarán sus miradas y contemplarán un arco iris resplandeciente y glorioso sobre el trono de Dios. El sol brillará en medio de la noche, la tierra temblará y los cielos se abrirán de par en par.
Después de eso, desde el oriente, una pequeña nube oscura se acercará cada vez más hasta que se distinga claramente la figura de Jesús, rodeado por los ángeles celestiales. El sonido de una trompeta poderosa resonará, y las tumbas se abrirán. En ese momento, la liberación del planeta Tierra se habrá convertido en realidad.
¿Qué aspectos de tu vida necesitas entregar a Dios para estar listo para su venida?