Matutina para Jóvenes | Domingo 13 de Abril de 2025 | El planeta invisible

Matutina para Jóvenes | Domingo 13 de Abril de 2025 | El planeta invisible

El planeta invisible

“Fue por la fe que Moisés salió de la tierra de Egipto sin temer el enojo del rey. Siguió firme en su camino porque tenía los ojos puestos en el Invisible” (Heb. 11:27, NTV)

A mediados del siglo XIX, el astrónomo francés Alexis Bouvard observó que la órbita de Urano alrededor del sol no seguía una velocidad constante. Esta observación llevó a Bouvard a teorizar sobre la existencia de un octavo planeta en el sistema solar. Tras la muerte de Bouvard, Urbain Le Verrier y John Couch Adams continuaron las suposiciones de Bouvard. Mediante cálculos matemáticos independientes, ambos astrónomos predijeron la posición en la que debería encontrarse ese supuesto planeta.

Así, en la noche del 23 de septiembre de 1846, Johann Galle dirigió su telescopio hacia el firmamento y avistó el nuevo planeta, ubicado tan solo a un grado de diferencia de la posición predicha por Le Verrier. De este modo, se reveló Neptuno, el octavo planeta de nuestro sistema solar y el único que fue descubierto inicialmente mediante cálculos matemáticos para luego ser observado.

El espacio no es el único lugar con misterios que esperan ser resueltos. Los ricos y variados ecosistemas que conforman nuestro planeta y el derrotero de la historia también contienen enigmas que, si hacemos los cálculos correctos, revelarán al Creador y Sustentador de todo. Al igual que Neptuno, no siempre podemos ver a Dios “a ojo desnudo”. Sin embargo, si hacemos bien los cálculos y miramos a través del lente de la fe encontraremos evidencias irrefutables de la mano que sostiene el universo.

En el capítulo 11 de Hebreos, el apóstol se refiere a la experiencia de Moisés. Este parece ser el peor ejemplo posible de fe, después de todo Moisés hablaba cara a cara con Dios (ver Núm. 12:6-8). No obstante, el viaje de fe de Moisés no comenzó cuando se encontró con Dios en la zarza ardiente (Éxo. 3), ni cuando le vio las espaldas al Señor en la cima del Sinaí (Éxo. 34:1-8). El momento decisivo para Moisés fue cuando “consideró de más valor sufrir la deshonra del Mesías que gozar de la riqueza de Egipto” (Heb. 11:26). En aquel momento, Moisés hizo los cálculos y tomó la decisión de confiar en “el Invisible”.

Hoy te toca a ti tomar una decisión. Puedes creer que solo existe lo que se percibe a simple vista, o puedes notar los patrones de la vida y la naturaleza, hacer los cálculos y llegar a la conclusión de que el Dios Invisible de Moisés continúa dirigiendo el universo y quiere hoy tomar el control de tu vida. ¿Se lo permitirás?

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