Matutina para Jóvenes | Domingo 21 de Julio de 2024 | El legado de los justos

Matutina para Jóvenes | Domingo 21 de Julio de 2024 | El legado de los justos

El legado de los justos

«Entonces oí una voz del cielo, que me decía: “Escribe esto: Dichosos de aquí en adelante los que mueren unidos al Señor”. “Sí —dice el Espíritu—, ellos descansarán de sus trabajos, pues sus obras los acompañan”» (Apocalipsis 14: 13).

Marco Antonio, noble romano casado con Cleopatra de Egipto, dijo en el funeral del emperador romano Julio César: «El mal que hacen los hombres vive después de ellos; el bien, a menudo, es sepultado con sus huesos». Estas palabras son consideradas como una joya literaria, pero no toman en cuenta la evaluación que el Cielo hace del carácter.

Los justos son «como un árbol plantado a la orilla de un río, que extiende sus raíces hacia la corriente» (Jeremías 17: 8). Pero los impíos son «como paja que se lleva el viento» (Salmo 1: 4). Puede parecer que el mal tiene éxito durante un tiempo, pero pronto llegará el día cuando dejará de existir. Los impíos y el originador de toda iniquidad serán completamente aniquilados, pero los buenos vivirán en el paraíso de Dios. La verdad es eterna. Los jóvenes que siguen el bien y de la verdad tendrán una herencia eterna con los santos.

El verdadero sentido de la vida consiste en vivirla para servir desinteresadamente a nuestros semejantes. En la muerte de Lincoln se dice acertadamente: «Ahora pertenece a los siglos». Si hoy un joven o una señorita alegra la vida de los que le rodean, si ayuda a llevar la carga de un amigo o vecino o si se conduce a un descarriado a su Salvador, no necesitará que se erija un costoso monumento para perpetuar su nombre. Los monumentos de la gracia de Dios no envejecen ni se desmoronan. El escritor y dramaturgo francés Jules Renard expresó el mensaje de nuestro texto de hoy de la siguiente manera: «La recompensa de los grandes hombres es que, mucho después de que han muerto, uno no está muy seguro de que estén muertos».

Y tú, ¿vives para servir desinteresadamente a tus semejantes? ¿Sigues el bien y la verdad en tu vida diaria? ¿Has impactado positivamente las vidas de otras personas? Elena G. de White afirmó: «Hemos de dar sinceramente, no con el fin de alardear de nuestras buenas acciones, sino por amor y solidaridad con los dolientes» (El discurso maestro de Jesucristo, p. 124).

En tu paso por este mundo, te invito a dejar un legado perdurable.

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