Matutina para Jóvenes, Domingo 27 de Junio de 2021

Matutina para Jóvenes, Domingo 27 de Junio de 2021

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Las pilas de la linterna – I

“Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz para mi camino” (Sal. 119:105, NTV).

Como en todos los campamentos con el club de conquistadores, el sábado de noche hicimos juegos nocturnos después de cenar.

Todos nos formamos en columna y me uní a una unidad a la que le faltaban participantes. A la orden de “rompan filas”, guiados por linternas, todos tenían que seguir a la instructora y avanzar por un camino hasta llegar a una arboleda.

En vez de salir con todo el grupo, me atrasé haciendo otra cosa y, cuando me di cuenta, el grupo iba 300 metros más adelante. Trescientos metros pueden parecer poca cosa, pero de noche, sin luz, en un camino desconocido, lleno de raíces sobresalientes y ramas irrespetuosas, se hace más difícil alcanzar al resto.

Ellos iban muy entusiasmados, corriendo con sus linternas, confiados en la instructora y acompañados por el resto del grupo. Yo iba rezagada, sola, con paso cada vez más lento para evitar tropiezos, y en medio de total oscuridad porque mi linterna se había quedado sin pilas.

Siempre me fascinaron los bosques y ya habían pasado mis días de miedo a la oscuridad, así que no desistí de mi marcha y avancé. Pero ahí me di cuenta de que me había acostumbrado a la oscuridad. Había caminado más de 400 metros y, aunque me había tropezado al comienzo, ahora parecía no tener problemas para avanzar. Fue mi error no salir con todo el grupo y no reponer las pilas antes de salir de mi casa. Pero el peor error fue acostumbrarme a la oscuridad.

Muchas veces hacemos lo mismo. Pensamos que podemos solos, que no necesitamos al resto y que en las iglesias vemos muchos errores como para seguir yendo. Encontramos muchos defectos en quienes nos acompañan como para compartir tiempo con ellos y creemos que alcanza con leer o escuchar algo solos en nuestras casas.

Pensamos que lo que alguna vez “compramos” o leímos nos puede alcanzar para siempre y no nos damos cuenta de que las pilas espirituales también se nos pueden agotar en el momento menos esperado. Pensamos que la oscuridad al final no es tan mala. Nos acostumbramos a ella y creemos que hasta podemos ver mejor y experimentar una sensación nueva.

La semana que viene te voy a contar cómo terminó la historia. Pero hoy te animo a que revises cómo están las pilas de tu linterna. Cada día debemos renovarlas para no acostumbrarnos a la oscuridad.

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