Notificaciones
Tocad la trompeta en la nueva luna, en el día señalado, en el día de nuestra fiesta solemne… Salmo 81:3.
Desde que los teléfonos se han convertido en smart, están de un pesado casi insoportable. Antes, como mucho, de hora en hora, una campana de una iglesia o un cuco de reloj enganchado a un muelle te decían en qué momento te encontrabas. Todo ha cambiado. La telefonía ya no se conforma con guardarte los mensajes que no has podido contestar sino que te indica cómo llegar a un lugar, mide tus actividades físicas, te asesora sobre a qué restaurante acudir y, cómo no, te notifica las cosas “importantes” de la vida (citas, compromisos, reuniones, cumpleaños, actualizaciones).
Ahora, sin bromas. Los eventos importantes son señalados con una notificación relevante. La invitación a una boda, por ejemplo, habla mucho de la pareja y de cómo se consideran. La notificación de la fiesta de graduación es una de esas noticias que te marcan, porque se han invertido muchos años de estudio y uno no se la quiere perder. Y nunca hay que minimizar una notificación judicial. Es algo con lo que no se juega.
En Israel las notificaciones se hacían tocando las trompetas. A principio de mes, cuando había luna nueva, las trompetas marcaban el inicio de los calendario mensuales. Ante las fiestas más solemnes, se tocaban las trompetas. En el Día de la Expiación, una trompeta seguía a otra hasta que llegaba a cada rincón de Israel. Era el momento más íntimo de un israelita. Él y su Dios, cara a cara, repasando la vida y pidiendo perdón. Un recuerdo de que las cosas importantes tienen su tiempo y no deben postergarse.
Pablo toma esta imagen de la trompeta para hablar del momento anhelado de todo cristiano. En 1 Tesalonicenses, indica: “El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Tes. 4:16-18). Un momento realmente solemne, una fiesta de todos y para la eternidad.
Las señales de este tiempo insisten en notificarnos que llega el momento de su Venida. La naturaleza, las sociedades, las guerras y los anuncios de nuevas guerras nos alertan sobre la realidad. Y nosotros, enganchados al teléfono. Quizá sea tiempo de prestar algo más de atención a otras notificaciones.