El pecado del silencio
Pero luego dijeron entre sí: No estamos haciendo bien. Hoy es día de llevar nuevas noticias y nosotros nos las estamos callando. Si esperamos hasta mañana nos considerarán culpables. Es mejor que vayamos al palacio y demos aviso.» 2 Reyes 7:9
Este pasaje de hoy encierra una importante lección. Se refiere al sitio de Samariaen los días de Eliseo. Debido a la escasez resultante, la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata. La situación empeoró al punto de que muchos israelitas se comían a sus propios hijos.
Cuatro leprosos se sentaron juntos a la puerta de la ciudad, medio muertos de inanición. Después de discutir el problema, decidieron entregarse al enemigo. De todos modos, iban a morir, entonces, ¿por qué no rendirse? Tal vez al menos conseguirían algunos alimentos. Al aproximarse al campamento encontraron restos de alimentos que comieron vorazmente. Cuanto más avanzaban, más sorprendidos estaban. Los soldados sirios habían huido la noche anterior al escuchar «ruido de carros de combate, de caballería y de un gran ejército» (2 Reyes 7: 6).
Cuando descubrieron que el campamento estaba vacío, los leprosos se sentaron y comieron hasta saciarse. De repente recordaron la horrenda condición en que se encontraban sus amigos y familiares en la ciudad. Finalmente se dieron cuenta de que su propio comportamiento era egoísta. Por eso expresaron las palabras del texto bíblico de hoy.
Estas palabras son igualmente válidas para nosotros. Nuestras vidas son un testimonio vivo de las misericordias de Dios. Por tanto, no debemos permanecer callados, sino compartir las buenas nuevas con otros, o tendremos que rendir cuentas en el día del juicio.
A cada joven, Pablo aconseja: «Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea O no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar» {2 limoteo 4: 2, NVI). Al hablar de Jesús a otros tu fe aumentará, y descubrirás que Dios te puede usar como un medio para transformar vidas, crecerás en el conocimiento de la Palabra y te salvarás a ti mismo.
No cometas el pecado del silencio. Aprovecha hoy cada oportunidad que tengas para hablar a otros de Jesús.