Desarrolla tu inteligencia emocional —Segunda parte—
«Hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes» (Mateo 7: 12).
En nuestra meditación de ayer, exploramos dos componentes importantes de la inteligencia emocional: el autoconocimiento y la autogestión. Hoy nos enfocaremos en otros aspectos igualmente relevantes que nos permiten cultivar relaciones interpersonales saludables.
La conciencia social se refiere a nuestra habilidad para percibir y comprender las emociones de los demás. Esta habilidad nos permite empatizar con las personas, ponernos en su lugar y mostrar interés genuino por sus necesidades y sentimientos. Al desarrollar la conciencia social, podemos establecer relaciones interpersonales positivas, colaborar efectivamente con los demás y resolver conflictos de manera pacífica. La Biblia nos enseña que la conciencia social es un mandamiento de Dios. Jesús dijo: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. […] Ama a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22: 37-40). El apóstol Juan dice: «Si alguno dice: “Yo amo a Dios”, y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve» (1 Juan 4: 20).
La gestión de las relaciones se refiere a nuestra capacidad para interactuar con los demás de manera efectiva y positiva. Al desarrollar esta habilidad, podemos comunicarnos con claridad y respeto, escuchar con atención y hacer observaciones constructivas, influir en los demás, trabajar en equipo y liderar con integridad. La Biblia nos enseña que la gestión de las relaciones es un testimonio de nuestra fe en Dios, que nos reconcilia con él y con los demás. El apóstol Pablo dice: «El que está unido a Cristo es una nueva persona. […] Todo esto es la obra de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el encargo de anunciar la reconciliación» (2 Corintios 5: 17-18).
La inteligencia emocional es una habilidad extremadamente valiosa que nos ayuda a crecer tanto en nuestra relación con Dios como en nuestras relaciones con los demás. Dios nos ha creado con emociones para que las usemos para su gloria y para nuestro bienestar. Al aplicar los consejos que hemos estudiado durante estos dos días sobre cómo desarrollar una inteligencia emocional saludable, sin duda podrás disfrutar de relaciones interpersonales más satisfactorias y serás más feliz.