Matutina para Jóvenes | Miércoles 16 de Abril de 2025 | El cuervo sediento

Matutina para Jóvenes | Miércoles 16 de Abril de 2025 | El cuervo sediento

El cuervo sediento

“Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará; pues Dios da a todos sin limitación y sin hacer reproche alguno” (Sant. 1:5)

En una tarde veraniega, un cuervo experimentó una intensa sed. Surcó los cielos en busca de agua, pero sus intentos resultaron infructuosos. Tras un prolongado vuelo, avistó una jarra junto a un árbol. Descendió para comprobar si contenía agua y notó que había suficiente en el fondo. El cuervo intentó alcanzar el agua desde la boca de la jarra, pero su cuello alargado lo impidió. Posteriormente, procuró inclinar la jarra, pero esta era demasiado pesada.

Fatigado y sin una solución evidente, el cuervo percibió la presencia de algunas piedras en las proximidades. Tomó las piedras una a una y las arrojó dentro de la jarra. A medida que las piedras caían en su interior, el nivel del agua ascendía. El cuervo persistió en su empeño hasta que el agua alcanzó la boca de la jarra, logrando así saciar su sed.

La historia del cuervo sediento ilustra dos verdades fundamentales de la vida. En primer lugar, al transitar por la existencia, todos nos topamos con desafíos, ya sea al intentar satisfacer una necesidad o al esforzarnos por alcanzar una meta. En segundo lugar, como los problemas constituyen parte inherente de nuestro día a día, al mismo tiempo, es innegable que la gran mayoría de los problemas que confrontamos tienen solución.

Este relato nos enseña que muchos de nuestros problemas pueden resolverse al observar nuestro entorno, aprovechar los recursos disponibles y dedicarnos con ahínco hasta alcanzar nuestras metas. Sin embargo, algunos problemas son más complejos; en ocasiones, la ingeniosidad y el esfuerzo humano resultan insuficientes. En estos casos, requerimos la sabiduría divina para superarlos.

En el versículo de hoy, Santiago nos insta a acercarnos a Dios y pedirle sabiduría cuando la necesitemos. Me gusta que el apóstol señala tres cualidades de la sabiduría divina: 1) no hace acepción de personas, pues Dios la da “a todos”. 2) Es ilimitada; Calvino dijo que Dios siempre está listo “para añadir nuevas bendiciones a las viejas”. 3) Dios nos otorga su sabiduría de buena gana, “sin reproche”.

Hoy no importa qué situación tengas entre manos. Acude a Dios, pídele que te dé sabiduría y podrás enfrentar cualquier desafío que se te presente.

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