Matutina para Jóvenes, Sábado 19 de Junio de 2021

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Los que procuran la paz

“Dios bendice a los que procuran la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mat. 5:9, NTV).

En el predio de la casa donde vivía cuando era chica vivían otras dos familias con hijos de mi edad, así que todas las tardes salíamos a jugar. Organizábamos partidos de fútbol, escondidas y cualquier otro juego o deporte que se te pueda ocurrir. Pasábamos interminables horas de diversión, pero también muchas veces surgían las peleas. Pasábamos con frecuencia de la paz a la guerra, y vuelta a la paz otra vez.

Habíamos inventando un código para pedirnos perdón sin llegar a la vergonzosa tarea de solicitarlo en voz alta. Con los dos dedos índices de nuestras manos hacíamos la forma de una cruz, y con eso quedaba todo saldado. Bastaba con hacer esa seña para que el contrincante entendiera que nos estábamos humillando y admitiendo nuestro error.

A veces se daba espontáneamente, en el mismo lugar del conflicto. Pero otras veces nos enojábamos tanto, que cada uno se iba a su casa y el patio de juegos quedaba en silencio absoluto.

Uno de mis vecinitos era el que solía tomar la iniciativa para hacer las paces, y recuerdo siempre su intento por restablecer la armonía. Era él el que venía a casa a tocar la puerta, arrodillarse y hacer la seña. Y no tenía problema de hacerlo una y otra vez. Siempre que hay un conflicto, pienso en él y en lo bueno que era que al menos uno del equipo buscara la paz.

Los conflictos que nos atañen ahora seguramente son mucho mayores y de mayor trascendencia o implicancia, pero esa actitud tan pasada de moda es una que realmente caracteriza a los hijos de Dios o, al menos, debiera hacerlo.

“La gracia de Cristo, aceptada en el corazón, subyuga la enemistad; apacigua la lucha y llena el alma con amor. El que está en armonía con Dios y con su prójimo no sabrá lo que es la desdicha. No habrá envidia en su corazón; las suposiciones no tendrán cabida en él; no podrá existir el odio. El corazón que está en armonía con Dios es participante de la paz del cielo y esparcirá a todo su alrededor su influencia bendita. El espíritu de paz se asentará como rocío sobre los corazones cansados y atribulados por las luchas de este mundo” (El discurso maestro de Jesucristo, p. 30).

¿Cómo puedes ser un agente de paz hoy? No hace falta participar en grandes marchas o inscribirse en organizaciones para compartir un poco de ese “rocío”.

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