Retén lo que tienes
«Vengo pronto. Conserva lo que tienes, para que nadie te arrebate tu premio» (Apocalipsis 3: 11).
Seguramente conoces a alguien que fue estafado por un delincuente que se aprovechó de su buena fe. En cierta ocasión, un individuo se presentó en la calle junto a una máquina para depósitos nocturnos. Vestía un uniforme y llevaba consigo un maletín, dando la apariencia de ser parte del personal de vigilancia del banco. Cuando alguien llegaba con la intención de hacer un depósito, este hombre afirmaba que la máquina estaba averiada y que el banco le había encomendado la tarea de atender a los clientes. Con esta artimaña, logró convencer a varias personas para que le entregaran su dinero. Sin embargo, en realidad se trataba de un vil ladrón, que guardaba el dinero en su maletín y desaparecía rápidamente del lugar.
Satanás obra del mismo modo. Su objetivo es engañarnos y despojarnos del don de la salvación. Es «mentiroso» y «padre de la mentira» (Juan 8: 44). Utiliza diversos métodos, sin importar lo viles que sean, y se goza en distorsionar la verdad para hacer caer a aquellos que han creído en la verdad. El consejo de Apocalipsis 3:11, originalmente dirigido a la iglesia de Filadelfia, es igualmente válido para todos aquellos que se encuentren en una situación similar.
Debemos conservar lo que tenemos: nuestra fe en Jesucristo y su obra redentora, y no permitir que el engañador nos arrebate la corona de vida que Dios nos ha prometido. Para ello, necesitamos estar alertas y vigilantes, examinando todo a la luz de la Palabra de Dios. La Biblia nos dice: «No crean ustedes a todos los que dicen estar inspirados por Dios, sino pónganlos a prueba, a ver si el espíritu que hay en ellos es de Dios o no. Porque el mundo está lleno de falsos profetas» (1 Juan 4: 1).
También debemos aferrarnos a las promesas de Dios y confiar en su fidelidad. Él nos ha dicho: «Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28: 20). No estamos solos en esta lucha. Tenemos un Salvador que nos ama y nos protege. Por eso, no perdamos la esperanza ni el ánimo. Mantengamos firme nuestra fe hasta el día en que Cristo vuelva por nosotros.
Jesús viene pronto. ¿Estás listo para recibirlo?
