Más allá de las apariencias
“Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó” (Isa. 53:3, NTV)
En el año 2001, la productora DreamWorks Pictures estrenó una película animada que causó sensación y se convirtió en una gran franquicia. El filme trata de un ogro, llamado Shrek, que asume la tarea de rescatar a la princesa Fiona. Obviamente la trama de esta comedia pone patas arriba el típico argumento de los cuentos de hadas.
Una de las grandes lecciones de esta película ocurre durante el segundo acto. Shrek y Burro están mirando las estrellas, cuando el ogro dice “¿sabes, Burro? a veces las cosas son más de lo que aparentan”. Unos minutos más adelante, Shrek se desahoga y le confiesa a su compañero: “La gente me ve y de inmediato gritan, piden ayuda y corren diciendo: “Es un ogro enorme, estúpido y feo”. Me juzgan sin siquiera conocerme”.
¿No te parece que la queja de este ogro esconde una gran verdad? ¿Cuántas veces no nos hemos equivocado al juzgar a una persona solo por su apariencia sin antes tomarnos el tiempo de conocerlo? Esta tendencia humana no se limita al trato con nuestro prójimo. Incluso Jesús fue discriminado por su apariencia.
El profeta Isaías predijo el trato que sufriría el Mesías cuando escribió: “No había nada hermoso ni majestuoso en su aspecto, nada que nos atrajera hacia él […] Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó. Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron. Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios, ¡un castigo por sus propios pecados! Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado para que pudiéramos ser sanados” (Isa. 53:1-5, NTV).
Así como aquellos judíos se perdieron una gran bendición por juzgar a Jesús por su origen humilde y tosca apariencia, muchos de nosotros podemos perdernos una hermosa amistad, un mentor o compañero espiritual, un socio en los negocios o incluso un buen esposo o una buena esposa si juzgamos a las personas únicamente por su apariencia. Por eso hoy es un buen día para entender que “a veces las cosas son más de lo que aparentan”. Hoy es un buen día para ver más allá de las apariencias.
