Matutina para Jóvenes | Viernes 04 de Abril de 2025 | “Libertad” se escribe con sangre

Matutina para Jóvenes | Viernes 04 de Abril de 2025 | “Libertad” se escribe con sangre

“Libertad” se escribe con sangre

“Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud” (Gál. 5:1)

Peter Fechter fue un obrero de la construcción alemán que, a los dieciocho años, se convirtió en una de las numerosas víctimas del Muro de Berlín. Aproximadamente dos años después de la construcción del muro, Fechter intentó escapar de la Alemania Oriental, la región alemana ocupada por la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial.

Cuando Peter trató de escalar el muro, los guardias abrieron fuego contra él. El joven cayó al suelo en el “corredor de la muerte”, quedando a la vista de aquellos que observaban desde el lado occidental. A pesar de sus llamados de auxilio, no recibió asistencia médica y se desangró hasta perder la vida. Se cree que los guardias permitieron que muriera a la vista de todos como una advertencia para disuadir a otros de intentar escapar de la Zona de Ocupación Soviética.

El anhelo de libertad de Peter Fechter no solo le costó la vida a él, sino también a más de cuatrocientas personas que buscaron escapar. Sin embargo, la muerte de Peter actuó como una chispa que avivó el sueño de libertad y reunificación entre los alemanes. Fue así como, 27 años después de la tragedia de Peter Fechter, el Muro de Berlín cayó, permitiendo que miles de familias, separadas por el muro y las divergencias ideológicas que representaba, se reunieran nuevamente.

Dos milenios antes de Peter, hubo Uno que derramó su sangre en la cruz del Calvario para comprar no su libertad, sino la de toda la raza humana. Él, al igual que Fechter, murió sin que nadie se compadeciera de su dolor. De hecho, “nosotros pensamos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud” (Isa. 53:4-5).

Así como la muerte de Fechter despertó en muchos el deseo de libertad y reunificación, la muerte de Cristo nos reconcilió con Dios y derribó el muro que nos separaba como humanos (ver Efe. 2:14). ¿Cómo reaccionaremos hoy ante semejante sacrificio? ¿Lo desecharemos como “una muerte más” o lo aceptaremos como nuestro Salvador?

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